Es impresionante cómo el dominio en el deporte toma un lugar clave para el éxito. Eso sucedió en la carrera final de TC 2000 ganada por Tomás Cingolani con un dominio pleno en la pista. Con esta victoria en Buenos Aires, con el Renault Fluence que le proporciona el equipo Ambrogio Racing, del cual es parte desde este año, sumó su quinto triunfo en el historial; y de esta manera, entró en el top 10 de pilotos más ganadores de esta competición.
Muchas veces la superioridad en el deporte se da por talento, como el de Roger Federer en el circuito ATP, y muchas otras a través de la experiencia, como LeBron James en la NBA. En el caso de Cingolani, el “factor X” fue la experiencia: es el piloto con más participaciones en el TC2000 desde su separación definitiva del Súper TC2000 en 2013; en la única temporada que no participó fue en la de creación (2012).
En referencia a lo estrictamente sucedido en el circuito número 9 del Autódromo Oscar y Juan Gálvez (Buenos Aires), el podio lo completó Santiago Ventana de “Escudería Fela” (Ford) y Exequiel Bastidas de la escudería “Toyota Young” (Toyota). Además, con estos resultados, Ventana se transformó en el nuevo líder de un campeonato ajustado con 80 puntos, seguido por Facundo Marques con 79, que ocupó la sexta posición también con el Renault Fluence, y en tercera posición Cingolani con 78 puntos que, a pesar de la victoria y de la inteligente estrategia en las carreras de clasificación, no le alcanzó para superar al piloto de Ford que sumó su cuarto podio consecutivo.
“Se nos había escapado el fin de semana anterior, creía que teníamos una buena chance para pelear, era nuestra oportunidad para demostrar que teníamos los medios mecánicos para revertir la situación. Creo que estábamos para pelear la carrera anterior; entonces llegué con una mentalidad diferente. Además, el nueve siempre me trató muy bien”, enfatizó Cingolani en una entrevista para Carburando.
Quizás sea por el destino, aunque hay más probabilidad que sea por casualidad, Cingolani es proveniente de la localidad bonaerense de Nueve de Julio, por lo tanto, el nueve es un número que le sienta bien al piloto que tenía por delante una mañana de domingo complicada, donde se concentraba mucha humedad; y Cingolani manifestó, posteriormente a la carrera, que sintió incertidumbre en un momento debido a que nunca había girado con el Fluence en una pista con esas complicaciones climáticas. Sin embargo, confió en el auto, conocía sus herramientas mecánicas y con su talento, las pudo capitalizar para sacar ventaja. Y esa confianza, también se transforma en dominio, como sucede con River, la confianza que propicia Marcelo Gallardo (director técnico) a sus jugadores, es lo que los potencia.
“Uno tiene que estar fino, se tiene que trabajar muchísimo fuera de las carreras, desde lo mental. Me parece importantísimo para no perder el foco y mantener la concentración para sacar la diferencia que terminamos logrando”, remarcó Cingolani, también en Carburando. Él sabe de qué manera la presión puede llegar a afectar. Daniel Cingolani, su padre, inició su carrera como piloto en los 80’ y salió campeón del Turismo Carretera en el año 2000; él también conoce la presión. Lejos de ser una carga para Tomás, ese legado del padre, funcionó como un trampolín. La relación entre ambos, sirve como combustible para que Tomás mantenga el foco, y que ese foco sea dominado. Como le sucedía a Michael Jordan, la relación padre-hijo lo potenciaba.
Tomás Cingolani, a sus 26 años, ya entró en la historia del TC2000, pelea mano a mano con ventanas y Marques en una competencia impredecible, pero tiene el talento, la ambición y los componentes mecánicos para poder quedarse con el torneo.
Tomás Ordóñez