Todo empezó un mes atrás con el anuncio de la salida de Messi del club, algo que el presidente Josep María Bartomeu no iba a permitir, debido a que el futbolista no lo había hecho oficial en el mes de junio, cuando debería haber acabado la temporada. Está claro que por culpa de la pandemia, el año futbolístico se desplazó dos meses, con lo cual todos estaban disputando partidos y no había posibilidad de dejar la entidad en ese momento. Finalmente y luego de una semana de incertidumbre, Lionel Messi declaró en una entrevista que se quedaría hasta finales del período 2020/2021 y que volvería a evaluar su situación en ese momento.
Mientras tanto, se arreglaban algunas salidas culés, algunas muy cuestionadas tanto por los aficionados, como los mismos compañeros de las figuras que abandonaban Can Barça. El primero de los casos fue el de Iván Rakitic, que volvió al Sevilla por un precio de un millón de euros. Otro que fue vendido luego de algunas críticas fue Nelson Semedo, el único lateral derecho con el que contaron la pasada temporada, quien se fuera al Wolverhampton de Inglaterra a cambio de 40 millones de euros. Posteriormente seguiría el chileno Arturo Vidal, quien prácticamente sería regalado al Inter de Milán, ya que su fichaje se valuó en 500.000 euros, algo que comenzó a molestar a los hinchas y que estallaron luego de que se hiciera oficial esta última semana la salida de Luis Suárez con destino al Atlético de Madrid por un millón y medio de euros, un precio muy bajo dada la calidad del uruguayo y lo que le dio al cuadro culé.
Sin embargo el entrenador Ronald Koeman está muy seguro de que las salidas no afectarán al rendimiento, y todos los que forman parte ahora serán claves para volver a ganar títulos. El partido de ayer fue una clara señal de que el técnico no se equivocaba, pero deberá mantener esa forma para asegurarse su lugar y la confianza de todos los aficionados.
Matías Angrisani, 2B TT