Luis Ángel Firpo fue un boxeador de peso pesado argentino que combatía arriba del ring con la fiereza de un gaucho. Peleó por primera vez ante Frank Hagney cuando el boxeo todavía estaba permitido en Buenos Aires, ya que tiempo después se prohibió. Con su estatura de 1,89 y peso de casi 100 kilos, vio en el deporte boxístico una buena profesión, pero sobre todo un gran negocio a explorar. Buscó un lugar a fin de pelear y cruzó la Cordillera de los Andes a pie para llegar a Chile, lo que demuestra su fortaleza física y su sentido ahorrativo ya que el viaje al país trasandino era muy costoso. El oriundo de Junín estuvo también en Uruguay pero el camino de su carrera desembocó en Estados Unidos. Firpo utilizó sus terribles puños y golpe a golpe fue labrando el sendero y por fin le llegó la oportunidad de pelear por el título mundial de todos los pesos ante Jack Dempsey, ni más ni menos que uno de los mejores boxeadores de la historia, a quien llamaban “El Matador de Manassa”.
El 14 de septiembre de 1923 se dio lugar al espectáculo pactado a 15 asaltos en el Polo Grounds de Nueva York. Ante la atenta mirada de 85.000 personas, ambos púgiles se enfrentaron en lo que es recordada como una de las peleas más salvajes en la historia del boxeo neoyorquino. Lejos de sus amigos y raíces familiares, Firpo se puso en guardia en un lugar hostil y peleó por la gloria eterna.
Aquella noche, Dempsey le ganó al argentino, pero aun así éste entró a la leyenda del boxeo mundial. En la pelea fue derribado por el estadounidense 9 veces en los 2 rounds que duró el enfrentamiento, pero el argentino tiró del ring a su oponente en la primera parte con un derechazo brutal que lo dejo afuera 17 segundos y por lo tanto debió haber sido el ganador del pleito ya que el reglamento indica que si el rival no se levanta en menos de 10 segundos, quien lo derribó es el ganador. Sin embargo, la pelea siguió, Dempsey se reincorporó y en el segundo round noqueó al argentino. Se armó un gran mito alrededor debido a que muchos aseguran que combatió aquella noche con el brazo izquierdo fracturado. Por todo esto, Firpo quedó como el ganador simbólico y un pionero, ya que después de esa pelea, el boxeo se legalizó en Buenos Aires en 1924. Desde allí se tornó como una actividad deportiva popular en Argentina. En honor a aquella épica pelea, es por lo que se conmemora el Día del Boxeador.
Jonathan Herlein