Con un marco atípico pero el cual ya estamos acostumbrados, es que el Máster 1000 de Roma dio comienzo el sábado 12 de septiembre para durar sus 10 días correspondientes. Desde la previa, cuando se nombraban los competidores, se sabía que el candidato más fuerte a obtener el título era Rafael Nadal, el rey del polvo de ladrillo. No obstante, distintos otros nombres sonaban como posibles candidatos para darle pelea. Uno de ellos, Novak Djokovic, quien iba a terminar consagrándose como campeón del torneo.
Tras seis meses de inactividad y su negativa a participar en el US Open anterior con motivo de prepararse lo suficiente para esta competencia, fue que el número dos del ranking ATP llegó a disputar su primer partido. En los 32avos le tocó enfrentar a su compatriota Pablo Carreño Busta -número 18 del ranking-, a quien, en un partido sin demasiadas complicaciones, logró ganarle en dos sets por 6-1 6-1. Su próximo encuentro fue por los octavos de final contra el serbio número 23 del ranking, Dusan Lajovic. Como las estadísticas anticipaban, el rival no significó dificultad alguna para un Nadal, quien sentía que jugaba “en el patio de su casa”. Al igual que el encuentro anterior, el español logró la victoria en dos sets por 6-1 6-3, sellando su pase a cuartos de final.
La previa a ese enfrentamiento daba mucho de que hablar: ya con Diego Schwartzman como rival confirmado, los datos de duelos anteriores no tardaron en aparecer, dejando a un “Peque” sin muchas posibilidades. Fueron nueve los encuentros en los que se enfrentaron, donde Rafa obtuvo la victoria de todos. Y ahora, sobre su superficie más cómoda, la derrota era casi imposible de ver. Así fue como, en el sábado 19 de septiembre, los cuartos dieron comienzo.
Ya con el primer set en juego se podía observar que Nadal no estaba en su mejor momento, y sin duda alguna, el argentino sí. Con errores no forzados, y poca efectividad en su saque fue que los primeros seis games terminaron poniéndolo en desventaja 6-2. Con el segundo ya en juego, la historia difirió un poco del principio. Cuando las cosas parecen ponerse más difíciles es que los mejores sacan a relucir sus mayores virtudes, y así lo hizo Rafael Nadal, quien intentó dar pelea, forzando a que se juegue un tie break. Sin embargo, el esfuerzo demostrado en los últimos minutos de juego no le alcanzó para ganarle a un Schwartzman que mostró su mejor juego, perdiendo 6-2 7-5.
Con el peso de nueve victorias en ese torneo, y la desilusión de no haber podido conseguir el tricampeonato, fue que Nadal se despidió de la competencia, causando sorpresa en todos los espectadores. Y es que el rey fue destronado en su propio castillo, y que eso suceda, no es cosa de todos los días.
Julieta Natalutti