Orgullo del otro lado de la cordillera de los Andes. A sus 70 años, el prestigioso poeta chileno obtuvo uno de los premios más importantes en poesía en español y portugués. Se trata de la XXIX edición del célebre Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Sin embargo, este no es el único galardón que logró en su vida como poeta: Veinte años atrás, había obtenido el Premio Nacional de Literatura de su país natal, y en 2016 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Ha sido profesor en varias universidades y es doctor honoris causa por la Universidad de Alicante, entre otras. Con respecto al Reina Sofía, es el tercer chileno en recibirlo, ya que en 1992, Gonzalo Rojas tuvo el honor y en el 2001, Nicanor Parra tuvo el suyo.
La suma económica del premio eleva una cifra de 42.000 euros, a los que se añade la edición de un poemario antológico del galardonado, con el estudio y notas a cargo de un destacado profesor de literatura de la Universidad de Salamanca, además de unas jornadas académicas sobre el poeta premiado.
Los jueces valoraron todo el conjunto de la obra poética y establecieron que fue una de las figuras más representativas de la poesía a un lado y otro del Atlántico. Sin dudas, Zurita es uno de los referentes de la poesía iberoamericana. Y así lo dejó en claro el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, al afirmar que su lenguaje es libre y ajustado.
El autor tuvo una infancia muy difícil. Junto a su hermano y su hermana menor, los tres quedaron a cargo de su abuela, quien fue la que les inculcó el amor por la cultura de su país y en especial por “La divina comedia” de Dante.
Proveniente de Santiago de Chile, Zurita estudió ingeniería en estructuras metálicas en la Universidad Federico Santa María de Valparaíso, y en sus años como estudiante, ingresó al Partido Comunista. Luego del golpe de estado de Pinochet, fue secuestrado y torturado por las autoridades de aquel momento. Cuando recuperó su libertad, sobrevivió al robar libros para después venderlos. Años más tarde cuando publicó su primer libro, “Purgatorio”, apenas podía verlo a través de las vidrieras de las librerías porque no podía entrar en ellas, ya que estaba fichado en todas las librerías de Santiago.
Más adelante, a partir de 1970, comenzó a tener relación con Juan Luis Martínez con el que desarrolló una intensa actividad artística de vanguardia. También formó parte de la CADA, Colectivo de Acciones de Arte junto con Diamela Eltit, Lotty Rossenfeld, Fernando Balcells y Juan Castillo. A partir de esta gran experiencia, proviene en 1993, la escritura de la frase “Ni pena ni miedo” en el desierto de Atacama, la cual parecía estar dirigida directamente a Dios. En el 2017, visitó La Feria Internacional de Libro de Buenos Aires.
En 1982, publicó una de sus mejores obras: “Anteparaíso”. Allí conviven tradiciones de la poesía europea. Tres años más tarde, sacó “Canto a su amor desaparecido” en la que reflexiona el contexto político y social de Chile y América Latina, tras el repliegue de las dictaduras. En 1987, escribió “El amor de chile” donde profundiza esos motivos y los relaciona con la naturaleza.
En el 2000, obtuvo una beca de creación en Berlín, Alemania, y gracias a eso inició la escritura del descomunal “Zurita”. Esto se consideró como una suma auto biográfica de casi 800 páginas.
La poesía, para el chileno ganador del último Reina Sofía, y tal como señalan la letrada Llanos Castellanos y el poeta García Montero, es una manera de sobreponerse al dolor, tanto personal como colectivo. El autor afirma: “El lenguaje es la forma que tenemos de convivir con los muertos, con los muertos de todo un país”.
Gastón Salazar
2° «B» T. N.