La pandemia del Coronavirus que paralizó (y paraliza) el mundo tuvo (y tiene) la particularidad de no dejar exenta ninguna burbuja de la sociedad. Todo, al menos durante poco tiempo, sufrió algún parate o modificación en su normalidad. El deporte también fue una de las esferas afectadas por este contexto adverso. Desde el deporte más popular y grupal como lo es el fútbol, hasta los deportes individuales y sin tantos reflectores. Uno de ellos es la pesca deportiva.
Una actividad que se realiza en conjunto pero a la vez de forma individual, con uno de los focos principales de desarrollo en Mar del Plata y la costa de todo el Río de la Plata, por lo menos en cuanto a lo que al ocio respecta, aunque también tiene una impronta grande en el interior del país y que, finalmente en el último tiempo, empezó a abrirse la actividad de nuevo. Claro está que con protocolos de extrema higiene y cuidados, como todos los deportes que poco a poco van integrándose en la “nueva normalidad”. ¿Cuáles son esas medidas protocolares? Por lo menos desde el Club de Pescadores de Buenos Aires, mediante la videoconferencia donde algunos profesionales de Seguridad e Higiene expusieron a las autoridades y socios del club el protocolo mismo, son éstas:
- El Club estará abierto de lunes a domingo entre las 8 y las 19.
- El uso de barbijo o tapaboca, obligatorio todo el tiempo que uno se encuentre en el Club.
- Distanciamiento social de 2 metros. En todos los ámbitos del club, desde trámites en secretaría hasta el uso de vestuarios, lockers , muelle, y demases.
- Lavado frecuente de manos con agua y jabón durante 40 segundos o la utilización de alcohol en gel o diluido al 70 % luego de haber tomado contacto con superficies de uso compartido o con otra persona, que son aquellas en las que se toma contacto con otras personas (lector de huellas, picaportes de puertas, canillas, recipientes de maíz, atarrayas, etc).
- No tomar contacto directo con otras personas, no dar la mano, abrazos, entre otros.
Sin ir más lejos, es un protocolo muy parecido al de todos los deportes que fueron sumándose al retorno de las actividades. Además, se recomendaba en dicha videoconferencia que si alguien presenta dos o más de los síntomas del CO-VID 19 (fiebre de 37,5 °C, tos, dolor de garganta, dificultad respiratoria o pérdida brusca de gusto u olfato), no asista al Club y que, obviamente, busque asistencia médica; y por otro lado, en caso de sentirse bien y poder concurrir al Club, hacerlo con un kit de higiene individual y personal. Y otra recomendación que sugieren realizar es la de higienizar los pies con la alfombra que va a encontrarse en la entrada del mismo.
Ahora, ya con la actividad en curso, tampoco se puede afirmar que está en plenitud y en una situación no muy alentadora. En Mar del Plata, uno de los polos más importantes del país en la pesca deportiva, se entró en recesión desde hace un mes, sumado eso a una transición muy adelantada para la época, con la desaparición del pejerrey y la aparición de la pescadilla (merluza). Este revés que sufren los pescadores aficionados y no tan aficionados en las costas de “La Feliz” es debido potencialmente a las difíciles condiciones climáticas y un mar con arena acumulada que todavía no se termina de limpiar, luego la sudestada fuerte de fines de julio. De todas formas, la pesca deportiva en Mar del Plata está permitida todos los días solo en horarios diurnos, en todo el frente costero, bajo el obvio protocolo de uso de barbijo y distanciamiento social, que hasta el momento parece que viene cumpliéndose de manera correcta.
La pandemia del Coronavirus que paralizó (y paraliza) el mundo tuvo (y tiene) la particularidad de no dejar exenta ninguna burbuja de la sociedad. La pesca deportiva, en Buenos Aires, en Mar del Plata, y en todo el país, también se las vio negras, aunque poco a poco va volviendo, en una “nueva normalidad”.
Lautaro Tiburzio