El 16 de octubre de 2004, “La Pulga” jugaba sus primeros minutos oficiales con el primer equipo, dirigido en aquel entonces por Frank Rijkaard, sustituyendo a Deco en un Derby frente al Espanyol. Todo fue muy rápido. De aquel debut al día de hoy pasaron 730 partidos, 634 goles, 34 títulos y un legado deportivo que vivirá en la retina del hincha del fútbol para toda la vida. La relación de Messi con el Barcelona fue perfecta. El club le dio el apoyo que necesitaba, lo apañó, lo ayudó a formarse como persona y deportista y le dio la posibilidad de sustentar económicamente el futuro de las generaciones venideras. A cambio, Lionel se volvió el mejor del mundo e instaló al Barca en la cima. Un matrimonio perfecto.
El 30 de agosto de 2020, los jugadores del plantel que encabeza Ronald Koeman se presentaron a realizarse los estudios correspondientes al inicio de la nueva temporada. Messi, que busca nuevo club, elige no hacerlo. La salida se torna cada vez más complicada: abogados, faxes, elucubraciones y una relación que no tiene retorno. ¿Qué pasó en el medio? ¿Por qué el “10” elige irse tras un histórico 2-8 en Champions? La única verdad es la realidad, desde 2015 hasta la fecha, el club le dio la espalda a su as de espadas.
Primero le quitó el respaldo futbolístico. Desde el arribo de Josep Bartomeu a la presidencia y la partida de Neymar, la merma en cuanto al juego fue cada vez más notoria. Sin una planificación acorde al modelo, la comitiva decidió hacer de la masía un hotel de paso y comenzar una gestión de fichajes basada en compras onerosas del cromo deseado, huyendo de cualquier lógica de mercado asociada a un sustento colectivo y un ADN blaugrana tan particular.
Luego comenzó el destrato. El club decidió prescindir de los servicios de Ernesto Valverde, con quien el vestuario tenía una muy buena relación, a mitad de temporada. Y para agravar aún más aquella situación, el entonces director deportivo Eric Abidal (ex jugador del Pep Team) culpó a los jugadores de la destitución del entrenador, motivo que generó un cortocircuito entre el plantel y el francés.
Las eliminaciones en Champions ante Roma, Liverpool y el Bayern, con mayoría de jugadores repitiéndose en los tres casos, marcaron el deterioro de una plantilla que no solo no jugaba bien, sino que dejo de ser competitiva.
Más tarde se conoció la campaña de desprestigio con el famoso “BarcaGate”. La entidad hizo uso de una empresa consultora que tiene bajo contrato, para cuidar la reputación de Barto y su junta, atacando directamente nada más ni nada menos que la imagen de figuras como Messi, Piqué, entre otros.
Mientras Barcelona sea manejado por gente que reniega de su esencia, el proyecto deportivo donde pueda desarrollarse en plenitud estará lejos de Catalunya.
Por cuestiones legales, el jugador tiene la potestad de decidir donde jugar y sin dudas se ha ganado ese derecho. Dependerá de Bartomeu y su junta decidir el camino menos malo, ya que el futuro está escrito. El matrimonio perfecto llegó a su fin.
Emiliano Franco. 2do. B TT.