El retorno del fútbol europeo volvió con todos los elementos exceptuando uno, clave, que le daba “color” a los encuentros: el público. Es cierto que por los protocolos de seguridad impuestos por los organismos de salud se exigen que los partidos se jueguen a puertas cerradas, no se puede dejar de pensar en la melancolía que sufren los hinchas al ver a su equipo jugando en “su casa”, y no poder brindarle su apoyo.
Algunos clubes copiaron la ingeniosa idea de Borussia Mönchengladbach en colocar figuras de cartón de tamaño natural con las fotos de los fanáticos del fútbol o utilizan la tecnología a su favor, tan avanzada en nuestros días, como hizo La Liga, que ofreció a los socios el partido con audio y simpatizantes virtuales en la transmisión, sacados del reconocido videojuego de fútbol FIFA . O la instrumentación de las «fan-cams en Inglaterra, unas pantallas gigantes que recopilan videos en directo de los aficionados siguiendo en el sofá de sus casas, los partidos. Sin embargo, hay ligas que tienen las puertas abiertas para el espectador.
Por ejemplo, en Polonia hay público y su protocolo es de tres asientos libres por espectador, en filas alternadas y que no supere el 25 por ciento de la capacidad del estadio. Rumania podrá tener hinchas desde el 1° de julio, siempre que se garantice que cada asistente pueda permanecer a dos metros de distancia. Los estadios en Rusia pueden albergar hasta el 10 por ciento de su capacidad total para recibir espectadores. Mientras que en Eslovaquia se va a pedir una autorización a su gobierno para que haya público, pero que no supere el 30% de la capacidad en sus estadios, que retornará el día 1 de julio.
Curiosa es la medida que impulsó la liga danesa. Algunos clubes montaron pantallas digitales, donde los hinchas acceden por la plataforma Zoom y seleccionar alguno de los 22 sectores disponibles para poder ingresar, como si fueran distintas perspectivas de un mismo estadio. Por otro lado, otros hinchas se reunieron con sus automóviles para seguir el partido reviviendo la experiencia clásica de los autocines, muy populares en la década del 70.
Y en Alemania los hinchas van con sus autos a lugares específicos, donde pasan los partidos como si fuera, también, un autocine. Uno de los impulsores fue Volkswagen: las personas que tenían sus autos podían asistir a lugares específicos y disfrutar desde sus vehículos los encuentros.
En Serbia, evalúan jugar los partidos a puertas cerradas. Luego del famoso NoleGate, en donde el tenista serbio Novak Djokovic quedó en el ojo de la tormenta por los numerosos casos positivos de coronavirus por organizar un torneo de tenis, y los directivos de la liga de dicho país podrían suponen que podrían seguir en aumento la cantidad de contagiados, por lo que ven factible en términos de salud que los encuentros se realicen sin gente. Ese torneo volvió con asistencia de público desde el 1° de junio, siempre respetando la distancia social.
En Israel, su campeonato, La Liga Premier Israel, tiene a un DJ desde un estudio donde pasa música y pone las voces de los hinchas de los equipos mientras se juega el partido. Su CEO, Nicolas Lev, le contó a Marcelo Gantman: «La experiencia mejora dramáticamente con sonido. Un partido sin gente y con el audio ambiente parece peor de lo que es. Decidimos no usar realidad aumentada para generar tribunas virtuales. No nos gustó.»
Mención aparte para Islas Feroe, que puede proclamarse como la primera liga que contó con fanáticos en las gradas. Si bien no tienen un gran nivel futbolístico como las demás, pudo librarse tempranamente del Covid-19; es la primera nación europea libre de esta enfermedad, por lo que la pelota transita el césped de las canchas desde principios de mayo.
Redacción: Rodrigo Abud, Tomas Buchhammer
Edición y corrección: Federico Besso