El mundo del rugby argentino se vio impactado el verano pasado, al volver a ser protagonista de otro episodio lamentable para la sociedad. El asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell golpeó fuerte en su intimidad, al estar involucrado nuevamente en un escenario que no tiene ningún vínculo con lo deportivo.
La Unión Argentina se decidió finalmente a tratar de ordenar estos factores entre los chicos que practican este juego, y diseñó un programa para concientizar desde las bases formativas a evitar situaciones de violencia. “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, es un plan que tiene como objetivo reconocer, responsabilizar y resolver la conflictividad relacionada con este deporte en el país.
La iniciativa será desarrollada junto a Funrepar, una organización experta en resolver conflictos. Si bien el acuerdo inicial con esta institución es por dos años, el proyecto es muy ambicioso de mediano y largo plazo, que tiene como objetivo final instalar una nueva cultura en el rugby.
Raúl Calvo Soler, director del programa desde Funrepar, explicó las pautas principales de este sistema. «El rugby argentino tomó una decisión valiente de mirarse y empezar a ver qué es lo que les va a dejar esta sociedad a los futuros jugadores», indicó.
«La fundación -agregó- está conformada por muchos profesionales de muchas partes del mundo, y es de origen argentino. Lo que nos importa es cómo incorporar esta lógica del pensamiento restaurativo en una multiplicidad de actos. Hacemos trabajo en escuelas, en barrios, en justicia juvenil».
El especialista remarcó que le apuntan «a enseñar las relaciones humanas, y en especial el tema de la conflictividad. Se creía que el deporte podía vivir impermeabilizado frente a la violencia que ocurría en otros espacios. El primer objetivo muy importante de este programa es romper los lazos comunicantes que existen entre la competencia deportiva, el conflicto deportivo y la violencia. En segundo lugar, es importante que la familia del rugby genere espacios de conexión con su entorno. El tercer objetivo es poder conectar el sistema deportivo con otros sistemas. Nos interesa conectar el sistema rugby con el sistema de la familia, con la escuela».
Y explicó que la intención es pensar «un rugby argentino para la sociedad del siglo 21, para las nuevas culturas que el mundo propone».
Por su parte, el presidente de la UAR, Marcelo Rodríguez, señaló: «Hay un compromiso grande con este programa. Es muy ambicioso y tiene un respaldo muy profesional atrás. Involucra a toda la comunidad del rugby como parte de la solución, a partir de una problemática que vinimos abordando principalmente a comienzos de este año. Nos dimos cuenta de la situación en la que nos encontrábamos».
Rodríguez reconoció que el crimen de Báez Sosa fue el punto de inflexión para buscar soluciones a este accionar. «Lo primero que la UAR decidió hacer fue conformar una comisión específica integrada por varios consejeros. Esta Comisión reconoció que teníamos un problema, y empezó a escuchar lo que la comunidad del rugby tenía para decirnos.Intercambiamos opiniones con más de 400 clubes, y así llegamos a este proceso donde está todo delineado», expresó.
El máximo dirigente, en una conferencia realizada vía Zoom, destacó que la Funrepar fue elegida debido a que les ofrecía una transformación profunda y un cambio cultural que va llevar un tiempo. «Son 130 mil chicos y chicas que juegan en Argentina y tenemos la oportunidad de formarlos y contenerlos», aclaró.
Bautista Janin