En medio de la pandemia de coronavirus que sacude a todo el planeta y mantiene al automovilismo en la Argentina parado, hablamos con el piloto entrerriano Yair Etcheveste, quien se desempeña actualmente en Turismo Pista, sobre su faceta como mecánico, piloto y mucho más.
-¿Cuándo surgió esta faceta de ser mecánico de un equipo de Turismo Pista?
-Cuando me tiré a esto de los autos de carrera en el 2013, ahí tomé el compromiso de armarlo sin saber nada. A partir de ahí fue todo a los golpes.
-¿Recordás cómo fueron esos primeros días?
-Decí que era mi auto y que nunca me accidenté. Pero a partir de eso fueron golpe, tras golpe, tras golpe en el armado más que nada. Fuimos asociándonos con mucha gente que nos fue enseñando durante todos estos años.
–¿Cuál fue el momento donde mejoraron?
–Y bueno, cuando consigo el campeonato de una categoría nacional como la Clase 1 nos afianzamos como equipo, ya no nos pasó nada durante todo el año, no paramos en ninguna carrera habíamos hecho las cosas muy bien y estábamos rodeado de gente como Enrique Bustos en los motores y Fernando Monti en cuanto al asesoramiento del chasis.
–En toda esta historia allí es donde aparece el nombre de Natalio Demarchi.
–Entonces con Natalio Demarchi me tiré de ciego a saber lo que estaba haciendo, que era atenderle el auto. Por ahí, nos costó un poco la parte organizativa pero al resultado yo no le temía. Era un auto que andaba muy bien, sabíamos cómo armarlo pero si costó un poco la organización el fin de semana de competencia porque yo tenía un grupo muy humilde y familiar más allá de gente especializada en el tema.
–Si tuvieras que analizar cómo fue el rendimiento de él, ¿qué dirías?
–Nos fue muy bien. El primer año Natalio tuvo que ir conociendo los autódromos como le pasa a cualquier piloto que viene por primera vez a la categoría y en el segundo año mostró todo su potencial. Es un piloto que la categoría que afrontó siempre le fue muy bien y entonces pudo demostrar que ganó carreras en el Autódromo de Buenos Aires y terminó peleando el campeonato.
–¿Hiciste algunas locuras para llegar a donde te encontrás hoy?
-Locuras hice un montón. Agarrar cantinas en el pueblo con la peña «El bosterito», que así la llamamos a la peña que me rodea. Agarrar licitaciones de fiestas o eventos para hacer plata y volcarla en el auto. Armar bailes y que bueno el número que quedaba del baile sea para apostarse al auto y bueno así muchísimas más. La verdad que la luchamos un montón, es lo que nos gusta y nos apasiona y uno no se queja de hacer lo que realmente a uno le interesa pero bueno cuesta mucho más en un país como el que tenemos hoy que estamos atrás de las empresas de los pilotos. Si a las empresas les va bien, se abren un poco más las puertas y si están un poco acotadas más que nada en la parte publicitaria nosotros entramos un poco en decadencia.
–¿Qué le podés decir a esas personas que todavía no vieron Turismo Pista?
-Que disfruten de esta hermosa categoría cada vez que tengan la oportunidad de ir porque es una categoría sensacional. El Turismo Pista tiene una mezcla de amateurismo con profesionalismo y eso podés verlo durante todos los boxes. Gente a la que le cuesta un montón venir a correr y otros tantos que no les cuesta mucho, que tiene un equipo armado, un potencial tremendo y que en la pista todo se mezclan y todos tienen el resultado que quieren conseguir.
–Por último ¿qué significa para vos el automovilismo y el deporte en general?
–Es difícil pensar que sería de mi vida sin los autos porque es lo que me apasiona. El deporte para mi es todo. Fui una persona que desde muy chico, fui competitivo en todo. Tengo ese afán de querer mejorar día a día, de querer demostrar lo uno puede como ser humano rodeado del automovilismo que es un deporte que incluye mucha familia, muchas sociales y pasar momentos juntos, no solo dentro de la pista sino en los boxes. Entonces, es un deporte que complementa todo lo que me gusta hacer. En definitiva, siendo piloto o como mecánico, siempre quiero estar vinculado al automovilismo.
Emiliano Lescano, 2° A, turno tarde