El novedoso primer trabajo discográfico de Sumo, fue uno de los propulsores que marcaron la refundación del rock nacional de la década de los 80´ fue, para los amantes de este estilo, la mejor época de nuestra música. Con “la primavera de la democracia” vino el vendaval musical. Y la banda de Luca Prodan fue una de las pioneras por contener en su repertorio muchas canciones en inglés.
De familia privilegiada, Prodan fue criado en Italia y educado en Escocia e Inglaterra. Vino a la Argentina para alejarse de las drogas, tras la muerte de su hermana. Invitado por Timmy McKern un amigo escocés, quien sería el futuro representante de la banda. Al llegar a suelo argentino, más precisamente a la localidad del Nono en Córdoba, empezó a ingeniárselas, con su precario español, para armar un grupo. Decidió volver a Inglaterra para comprar instrumentos musicales, y convencer a su amiga Stephanie a que se le uniera en la aventura. Al volver a la Argentina decide cambiar de lugar. Cansado de la monotonía de Traslasierra se muda a Hurlingham, para asentar allí su destreza con la música. A fines de 1981, creó Sumo. El grupo queda conformado por el mismísimo Luca como voz principal, Alejandro Sokol en el bajo, German Daffunchio y Ricardo Curtet como guitarristas y Stephanie Nuttal en la batería. Esta última rompió con todos los estereotipos de la época. La inglesa, se transformó en una de las primeras mujeres en integrar un grupo musical en nuestro país.
La gracia creativa de Luca Prodan fue mucho más allá de los integrantes de Sumo. La banda a lo largo de su historia tuvo diferentes integrantes y que llegarían a tener un gran renombre. Entre su metamorfosis estuvo integrada por Roberto Pettinato, Diego Arnedo, Ricardo Mollo y Alberto “Superman” Troglio. Se transformaron con el paso de los años en figuras esenciales de la historia del rock argento.
El debut discográfico de Sumo, llegó de la mano de “Divididos por la felicidad” en 1985. Disco que continúa sorprendiendo con sus derivados de postpunk londinense y neoyorkino, hasta hoy. Este álbum figura entre los mejores de nuestro rock. Según la revista “Rolling Stone” está posicionado como el quinto mejor álbum que, se transformó en un ícono cultural de la imaginería rockera. Incluyendo diez temas, entre los que resaltaban canciones que luego se transformarían en un símbolo del rock argento, como: “Devedé”, “La rubia tarada”, “Mejor no hablar de ciertas cosas” (con letra y música del Indio Solari), “Reggae de amor y paz” y “Kaya”. El álbum fue todo un éxito, llegando a vender 15.000 copias. Rápidamente Sumo se ubicó en el podio, con su mezcla de reggae y punk, supo innovar el rock argentino.
Pero la banda que nació con Luca Prodan también moriría con él. El 22 de diciembre de 1987, a sus 34 años, el ítalo-escocés muere a causa de un paro cardiaco debido a una cirrosis hepática. Este suceso trágico que no pasaría inadvertido por los demás integrantes del grupo, que en el verano del 1988 darían el cierre de telón para la última función de Sumo. Pettinato, Arnedo, Mollo y Daffunchio, se reunieron en una nueva edición del festival Chateau Rock, para rendirle homenaje a Luca Prodan e hicieron emocionar a los fans con temas como “Fuck you”, “Nextweek”, “Los viejos vinagres” y “Mejor no hablar de ciertas cosas”, entre otros.
Ellos asumieron la responsabilidad de llenar el gran vacío que dejó el cantautor. De Sumo se formaron dos bandas que siguieron con el legado de Luca: Las Pelotas y Divididos. Con esta creación demostraron que “¿Sumo divididos? ¡Las pelotas!”. Cada uno de ellos supieron enaltecer el rol de músico “la música es sentirlo, no ‘querer ser músico’, serlo”.
Jonathan Herlein, 2° A turno mañana