Suecia, durante la pandemia mundial del coronavirus, llevó a cabo un modelo muy particular y diferente al de Argentina y al de la mayoría de todos los países del mundo. Informar a la población y decretar el distanciamiento social obligatorio fueron los puntos en común con el resto del planeta. Pero lo llamativo es que no han impuesto la cuarentena. Los colegios suecos, que es un lugar en la que hay una gran circulación de personas, tampoco han cerrado.
Sin embargo esta relajación sueca ya cuenta con más de 3.000 muertos a causa del virus. Y es así que un grupo de científicos estableció que falló la política de inmunidad de masas y que deberán someterse al confinamiento. Dichos científicos culpan a la Agencia Nacional de Salud, ya que fueron ellos quienes propusieron esa errónea estrategia, superando la tasa de mortalidad de sus países vecinos como Noruega, Finlandia o Dinamarca.
El Primer Ministro de Suecia, Stefan Löfven, reconoció: “La preparación no fue lo suficientemente buena». A estas declaraciones se sumó Bo Lundbäck, profesor de epidemiología de la Universidad de Gotemburgo, y dijo: «las autoridades y el gobierno creyeron estúpidamente que la epidemia no llegaría a Suecia en absoluto».