Lavarse las manos muchas veces al día y respetar el distanciamiento social. Esas son las dos medidas sanitarias básicas que recomiendan los expertos. Ahora bien ¿Qué ocurre cuando eso no es posible? ¿Qué pasa cuando no se tiene acceso al agua para poder lavarse las manos? ¿Qué sucede cuando se vive en condiciones de hacinamiento?
Esa es la situación que viven hoy, los vecinos de la Villa 31. Estamos acostumbrados que los mensajes políticos y comerciales estén dirigidos a cierto sector de la población. Y que otro quede, sencillamente, marginado. No sorprende a nadie que el sector marginado sea el más pobre, viviendo en un sistema que hace del derecho a la salud o a la educación, un privilegio de clase, una mercancía más. Y hoy, las consecuencias de estas injusticias las viven los 40 mil vecinos del barrio.
Luego de 8 días completos sin agua por un desperfecto en la planta de San Martín, perteneciente a AySa, se solucionó el problema. Aunque, como era de esperarse, la responsabilidad por algo que sólo puede ser llamado una violación a los derechos humanos no la quiso tomar nadie.
La titular de AySA, Malena Galmarini, afirmó: «AySA llega hasta el límite exterior del barrio con suficiente agua y presión, pero si la red interna, que la construyó y la opera el Gobierno de la Ciudad, no está en condiciones, no es posible que el agua llegue de manera eficaz. Durante los cuatro años anteriores bajó mucho la cantidad de obras que se hacían en barrios vulnerables. Se priorizaron las grandes obras que son importantes pero que podían esperar un poco o hacerse en paralelo. La red creció el 1%. Nada. Eso es porque no se invirtió”.
Las declaraciones vinieron producto de que personalidades como Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas y Hebe de Bonafini amenazaron con denunciar a la empresa ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Galmarini se reunió con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y se iniciaron obras estructurales para que el barrio tenga acceso a agua potable. Obras estructurales que no se habían hecho con anterioridad, a pesar de que la necesidad de agua estaba también antes del arribo de la pandemia.
Los datos son ciertamente alarmantes. Hasta el 22 de marzo no había casos de coronavirus en el barrio. Poco más de dos semanas después nos encontramos con que hay cerca de 200 confirmados. El temor a una expansión exponencial del virus causó que se despliegue un gran operativo sanitario de prevención en el barrio, tal y como lo describió el Ministro de Salud de CABA, Fernán Quirós: “Iremos manzana por manzana, casa por casa, para detectar a quienes tengan síntomas y así actuar rápidamente. Vamos a hacer una búsqueda activa de casos”. Dicho y hecho, el 5 de mayo se realizó una recorrida por la villa. Gabriel Battistella, el encargado del operativo “DETeCTAr” (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Terreno de la Argentina) explicó el operativo: “Estamos yendo casa por casa, la idea es encontrar personas con síntomas posiblemente referidos al Covid-19 y trasladarlos a un centro móvil instalado en el barrio, donde se procede a realizar el hisopado».
A su vez, aclaró que, al detectar una persona con síntomas, se le realiza el test PCR, que tarda de 4 a 6 horas en otorgar el resultado. Ésta espera se realiza en una de las unidades de aislamiento transitorio. Luego, hay dos opciones:
– Si el caso da negativo, la persona vuelve a su hogar.
– Si el caso da positivo, se la lleva a uno de los hoteles que puso a disposición el gobierno de la ciudad o, si se trata de un caso de cierta gravedad, se la traslada a un centro de salud. Luego, se realiza una investigación de todas las personas que tuvieron en contacto con la misma y se activa el protocolo con contactos estrechos para ver si esas personas manifiestan sintomatología alguna.
Ya se saben los primeros resultados y 30 de los 39 testeados dieron positivo. Aparenta ser muy difícil el porvenir para los vecinos de la Villa 31.
Francisco Gazzaniga, 2do B Turno Noche.