El 1° de febrero, los equipos Fuenlabrada (17 en la clasificación) y Gran Canaria (11), se estaban enfrentando por la vigésima fecha de la Liga Endesa de básquet español. Parecía que era una gran chance para el local de intentar salir de la zona de descenso ya que, hasta el minuto 26 de juego, iban liderando el partido por 41-36. Sin embargo, pasó algo inpensado: algunas tablas del parqué comenzaron a deformarse y generar un hundimiento, por lo que el árbitro principal del encuentro, Emilio Pérez Pizarro, decidió suspenderlo para no correr riesgo ante alguna posible lesión.
La insólita situación sorprendió a jugadores, espectadores y a los mismos directivos del club, que consideraban que la renovación del suelo que se había hecho durante el verano se había ejecutado a la perfección. Las autoridades deportivas de la Liga, pensaban que el partido se podría posponer hasta finales de mes, lo que preocupó a José Quintana, presidente del Fuenlabrada, porque sabía que coincidiría con las fechas de Copa del Rey y la «ventana FIBA» (encuentros clasificatorios para el Eurobasket). A pesar de esto, no se diría que encontraron una solución, pero lo que es seguro es que no jugaron con esa presión, ya que se toparon con el factor que actualmente impacta en el día a día de todo el planeta: el coronavirus.
Ahora, el club afectado tendrá todo el tiempo que necesite para reparar el suelo de la cancha, al saber que el presidente de la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB), Antonio Martín, se tomará hasta el 31 de mayo para decidir la reanudación o no de la competencia. Esta decisión, se debe a que aún no tiene «garantía absoluta» de cumplir con todos los requisitos que exijan las autoridades sanitarias. Por lo que, una inusual suspensión de un partido cae en otra, aún más inusual y desafortunada, suspensión del torneo de manera indefinida.
Luis M. Ordóñez