El aislamiento obligatorio por el Gobierno ante la pandemia hizo suspender las actividades religiosas por la posibilidad de un contagio masivo y, a la vez, evitar la saturación de los sistemas de salud. La comunidad cristiana se ha ido acoplando a las nuevas tecnologías para tener una congregación virtual, a través de las redes sociales. Esta estrategia es manejada por diferentes iglesias.
Un ejemplo claro es la Iglesia Bautista del Centro de Buenos Aires, que es parte de la comunidad evangélica. Uniéndose en lo espiritual a Dios, van teniendo un acercamiento en grupos pequeños («grupo café», como le llaman). Se comunican un día a la semana, de lunes a viernes, a través de Zoom por videoconferencia. También promocionan sus actividades en aplicaciones como Twitter y Facebook. La plataforma YouTube, con más de 4.320 suscriptores, la tienen para capacitaciones especiales, programas de alabanzas, y para hacer los cultos en vivo los días sábados y domingos.
La vida religiosa virtual como primer recurso en esta cuarentena los obliga a asumirla como una realidad. Frente a un teléfono celular, tablet o computadora, el dinamismo no será igual. Es un espacio más para repensar y reaprender.