PIRÁMIDE INVERTIDA se contactó con la licenciada en Nutrición Sofía Cappa para analizar qué tipo de efectos puede generar la cuarentena en la forma de alimentarnos. “Está claro que el aislamiento puede llevar a cambios en nuestros hábitos alimentarios. Estos pueden ser positivos, como mayor tiempo para cocinar, comprar comida saludable, organizarnos y hacer consultas online con profesionales. Todo esto se suma a un mayor tiempo libre para la realización de actividad física», explicó.
Sin embargo, advierte: «Por otro lado, puede influir de manera negativa. Por ejemplo, desgano para cocinar saludablemente, realizar actividad física, desorganización de las cuatro comidas diarias, olvidar mantener una hidratación adecuada o el aumento de consumo en alimentos no nutritivos”.
La especialista evaluó que esta situación atípica es una gran posibilidad para incorporar nuevas formas de alimentación:“Puede generar buenos efectos, ya que durante el aislamiento se pueden generar hábitos saludables que perduren en el tiempo una vez que volvamos a la normalidad, cómo es el caso de personas acostumbradas a no desayunar, que ahora empezaron a incluirlo y que ahora podrán implementarlo en su vida diaria. No obstante, esto depende mucho de un factor actitudinal: «Si no se logra llevar una alimentación adecuada durante el aislamiento, se puede aumentar de peso e incrementar la masa grasa. Además, la ansiedad puede llevar a consumir mayor cantidad de alimentos ricos en calorías vacías, debido a su contenido de azúcar, grasas y conservantes. Esto último puede llevar a largo plazo a padecer distintos tipos de patologías como la obesidad, hipertensión, diabetes y osteoporosis, entre otras”, concluyó la especialista.