Más de 20 médicos de la Prefectura Naval Argentina son los encargados de controlar a los barcos extranjeros que vienen a la Argentina. Éstos vienen de países como China, Filipinas, Ucrania y Rusia -la gran mayoría hace escala en Brasil- y transportan, en su gran mayoría, insumos que el país considera esencial para la producción.
Su objetivo es tomar temperaturas y controlar a los pasajeros y, en situación de encontrar un caso potencial de coronavirus, aplicar el protocolo de seguridad: impedir el ingreso del barco, aislar por 14 días a todas las personas que viajan allí y avisar a las autoridades correspondientes de Argentina, Medicina de Frontera. Su protección son los trajes especiales anti fluidos y barbijos 3M Nº95, que desechan cuando el día termina. Inspeccionan alrededor de siete barcos por día y el idioma en común es el inglés.
Se embarcan en el Pontón Recalada, a 141 kilómetros del puerto de Buenos Aires, y viajan a 140 kilómetros de la costa argentina para permanecer 7 días en el medio del mar hasta la rotación de los médicos, si es que el mar les permite volver. Dentro de él, casi no tienen conectividad para hablar con sus familias. Tienen que comunicarse por las redes de Uruguay y la única señal de televisión es la del mismo país.