Conocido popularmente como J.R.R. Tolkien y mundialmente reconocido como el autor de diferentes leyendas de la Tierra Media como El señor de los anillos. Este escritor, más allá de sus éxitos, tuvo una vida llena de altibajos hasta convertirse en la figura que hoy, todos conocemos.
El 3 de enero de 1892 nacía, en el pueblo sudafricano de Bloemfontein, John Ronald Reuel Tolkien. Lo que singnificaría el comienzo del auge de la literatura de fantasía del siglo XX.
A los 4 años sufriría la pérdida de su padre, Arthur, y junto a Mabel, su madre, y su hermano pequeño Hilary, tuvieron que ingeniárselas para poder subsistir sin ningún ingreso económico. Se mudaron a Inglaterra para empezar de cero. Desde entonces su madre se ocupó de la educación de ambos enseñándoles matemáticas, el latín y el griego.
John a tan temprana edad ya sabía leer y mostraba interés por las antiguas leyendas y cuentos fantasiosos. En sus pasatiempos, inventaba algunos idiomas propios, la curiosidad se había despertado en él.
Con solo 12 años se quedó huérfano. Su madre murió a causa de la diabetes. Desde entonces, los hermanos Tolkien quedaron al cuidado del padre Francis Morgan, quien les buscó un hogar donde quedarse. Después de varias casas sustitutas encontró cobijo en la propiedad de la señora Faulkner. Allí vivía Edith Bratt una muchacha huérfana de 19 años. John y Edith se enamoraron, pero la relación no era bien vista por el padre. Él pensaba que la chica era causa de distracción, en los estudios de John. Así que se opuso a la relación, hasta que tuviera la mayoría de edad.
En la escuela, el joven Tolkien, formó una hermandad junto a sus cuatro amigos que eran apasionados por el arte y la escritura. Se hacían llamar T.C.B.S. (Club del Té de la Sociedad Barroviana). A la salida del colegio, se reunían a tomar té, divertirse, hablar y recitar sus propias composiciones.
Al recibir una beca, Tolkien partió a la Universidad de Oxford, donde se sumergió en el estudio de las lenguas antiguas. Sus estudios se vieron interrumpidos con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Para entonces ya había cumplido la mayoría de edad y decidió contraer matrimonio con Edith, con quien tuvo cuatro hijos.
La guerra fue la época más oscura en la vida de John, pero también significo ser una inspiración que retractaría años después en sus cuentos. Convocado para combatir en el frente de batalla tuvo la trágica perdida de dos de los amigos del T.C.B.S. Esto significó un fuerte golpe para él. De aquella experiencia surgió el cuento ‘La caída de Gondolin’, su primer cuento, inspirado en sus vivencias en medio del combate.
Al volver de la guerra, terminó sus estudios y le ofrecieron el puesto de profesor de literatura en la Universidad de Oxford, dedicando su tiempo libre a su obra literaria El Hobbit. Libro que se publicó en 1937. Donde supo adoptar sus dialectos con las figuras de enanos, hobbits, magos, elfos, trasgos y orcos.
Con la pasión e imaginación con la que escribió, logró volcar a través de su pluma sus invenciones sobre unas hojas en blanco. Lo que dejó a los lectores maravillados con la obra. Rápidamente sus fans absorbieron toda la cultura fantasiosa de la historia de Bilbo y companía. Y se sumergieron en una travesía por las Montañas Nubladas.
La magia de sus escritos, te lleva a lugares inimaginables. Una pequeña línea de garabatos que te teletransporta a un nuevo universo. Ese es el verdadero poder de la tinta. Aún después de su muerte (1973) su hijo, Christopher Tolkien, se encargó de publicar numerosos relatos que habían quedado sin concluir por su padre. El legado de J.R.R. Tolkien perdurará a través del paso de los años.
Jonathan Herlein, 2° A turno mañana