Tal como en la mayoría de los ámbitos, las universidades públicas sufren algunos cambios inevitables por el coronavirus.
Una de las más afectadas es la UBA (Universidad de Buenos Aires), que se vio obligada a sacudir el tablero y reprogramar todo su calendario académico, generando una gran incertidumbre que recae mayoritariamente en el eslabón más bajo de la pirámide del poder universitario: los alumnos.
El coronavirus, sumado a los decretos y recomendaciones que impone el Gobierno, hacen que la información y las noticias que se manejan día a día queden sujetas a modificaciones. No obstante, la comunicación entre los alumnos y sus superiores es fluida e incluso la mayoría se siente a gusto con la manera de tener las clases virtuales.
También se ha tenido en cuenta a aquellos que no tienen acceso a los medios necesarios para recibir una clase virtual, y se encontró la manera de que estos mismos tengan la posibilidad de cursar las materias sin ningún problema.
Pero inevitablemente la incertidumbre no cesa, ya que la iniciativa de comenzar el cuatrimestre de manera presencial a partir del primero de junio estará sujeta a cómo vaya fluctuando el avance del coronavirus y su propagación. Mientras tanto, algunas facultades comenzaron las clases de manera virtual, y otras tomaron la decisión de retrasar el cuatrimestre hasta que se pueda cursar de manera presencial. Santiago Mazzucchini (Profesor de Ciencias Sociales) y Ana Gesualdo (Directora de carrera en Medicina) dieron su punto de vista en cuanto a la organización de la universidad pública más importante del país.
Una producción especial de: Macarena Luque, Agustín Rey, Damián Giacomasso y Lucía González.