Conductor de pura cepa, Mir tiene un nuevo programa llamado «Argentina, una divina pandemia». Luego de que el covid-19 dejara las calles casi vacías, y con una transmisora virtual casera, el emblema de la radiofonía no tuvo mejor idea que usar las herramientas que nos brindan hoy las redes sociales para hacer llegar su voz a sus fieles oyentes. Hoy cuenta con alrededor de 220 mil seguidores su perfil de Instagram.
Con la experiencia de años en la conducción de exitosos programas de radio y su estilo tan peculiar Lalo trae noticias que levantan un poco el ánimo, una lista de música seleccionada para cada ocasión y algunos textos literarios que hacen un poco más ameno el encierro. La cita es de todos los días a las 12 del mediodía, mientras no haya algún inconveniente de cables e Internet. La plataforma de contacto es diferente y al conductor le tomó un par de semanas dejar de mirar la cámara, pero hacer radio es un compromiso ambivalente, así que le solicitó a sus seguidores que traten de no mirar la pantalla y solo se permitan escuchar.
En una entrevista manifestó que este modo de hacer radio era un poco raro, aunque en los minutos previos al comienzo del programa sigue sintiendo los mismos nervios que en un estudio real. Como era de esperar no faltaron las reflexiones sobre los acontecimientos que estamos atravesando en el país, y poniendo las palabras justas hace un poco de catarsis sobre los efectos de esta cuarentena para la sociedad.
Hace unos días en un posteo de Instagram le puso la voz a un autor desconocido y en un vídeo junto con imágenes de la ciudad manifestó: “Las calles se quedaron vacías, las fronteras que se defendieron con guerras se quebraron con gotitas de saliva. Hubo equidad en el contagio que se repartía para ricos y pobres. Las potencias que se sentían infalibles vieron cómo se podía caer ante un beso y un abrazo. Y nos dimos cuenta de lo que era y no era importante , entonces una enfermera se volvió más estrella que un futbolista, un hospital se hizo más urgente que un misil. Tres gotitas de mocos en el aire nos han puesto a cuidar ancianos, a valorar la ciencia, a ver que nuestra pirámide de valores a estaba invertida. que la vida siempre fue primero y las otras cosas solo eran accesorios”.
Rocío Tapia, 2do. A, TM