¿Cuánto puede durar una persona sin hacer lo que hace siempre? El aislamiento preventivo y obligatorio para paliar el Coronavirus está atravesando su cuarta semana y toda la sociedad se hace esa pregunta. Algún tiempo atrás, el escritor Hernán Casciari también se preguntó eso mismo su cuento “Un belga en casa”. Los trabajos no esenciales se hacen desde casa, la educación se hace a través de plataformas virtuales, las amistades y familias se ven pantalla de por medio. Las calles están vacías y el tiempo corre. Y toca, desde el propio hogar, modificar momentáneamente la rutina. Todo cambió.
El teatro, obviamente no es la excepción. Incluso el reconocido empresario del rubro, Carlos Rotemberg manifestó días atrás que la temporada 2020 estaba perdida. Pero, está perdida para quien no sabe ver la veta, ya que, como es sabido, en japonés la palabra crisis no solo significa peligro, sino también oportunidad. Y Hernán Casciari es un experto en ver las crisis como oportunidades. En 2015, Casciari tuvo que darle un giro total a su vida, luego de haber sufrido un infarto de miocardio en unas vacaciones en Montevideo. Obligatoriamente debió dejar los vicios y se encontró envuelto en una paradoja: sin ellos, no podía escribir, en lo que él llamó “bloqueo literario”. Un escritor sin poder redactar nuevas historias, es similar a una obra de teatro sin público. Y hacia ahí se perfiló, hacia el teatro. Sus cuentos ya conocidos los readaptó a una función que incluía a toda su familia, que a su vez eran los protagonistas de sus historias. “Una obra en construcción” la llamó, mientras que a su vez también reconstruía su nueva vida en Argentina, luego de casi 15 años vividos en Barcelona.
Llenó teatros, el público se renovaba al igual que la obra, que nunca era exactamente igual a las funciones pasadas. Cambió el teatro por los bares, recorriendo varios en todos los puntos de CABA y Gran Buenos Aires, así como también ciudades del Interior y de otros países. Volvió al teatro y de ahí, no lo sacaron más. O por lo menos ninguna persona lo hizo. Si un virus. Si una pandemia. Si una cuarentena general y obligatoria. Al igual que toda la escena teatral, Casciari tuvo que cancelar sus obras para sobrellevar el contexto negativo que atraviesa el país y el mundo. Pero él, ya no se siente cómodo siendo un pájaro encerrado en una jaula gigante, y estaba en su mentalidad salir, así como también entretener al público. Y se reinventó nuevamente.
Teniendo la herramienta más útil de todas, la tecnología, a su merced, no lo dudó e instauró “un show inédito en el mundo”, como lo introduce Lalo Mir. Su obra de teatro la trasladó a streaming por YouTube. ¿Qué lo hace tan particular habiendo tantos streamings todo el tiempo? Que Hernán Casciari cobra una entrada virtual para acceder a la función. Además, en un convenio con la empresa de delivery PedidosYa, con la compra del streaming está incluido en el combo una cena. ¿Vale la pena? Totalmente. En la página https://hernancasciari.com/eventos/streaming_y_delivery se puede acceder a la compra. La mesa está servida. Los sábados a las 10 de la noche, la comida y el show, los pone Casciari.
Lautaro Tiburzio Burati
2° A TM