En un momento bastante caótico para el fútbol argentino, en el que nadie sabe si se pone fin al campeonato Copa Superliga o se posterga para más adelante, el contexto en el que están inmersos los futbolistas se agrava minuto a minuto desde que se tomó la decisión de suspender todas las actividades deportivas en de la AFA.
La situación que se vive en el mundo a raíz del Covid-19 es bastante crítica. La economía de varios países se vio afectada debido a la interrupción de trabajos en casi todos los ámbitos y el fútbol no es una excepción. Todo esto, recae en una reducción de gastos en los clubes que, ante la duda de que haya un pago por la televisación y que su sustento sea por parte de algunos socios, decida poner en la mesa la controversial medida de reducir los sueldos de jugadores en todas las categorías profesionales.
«El futbolista puede vivir seis meses, un año. No está en la desesperación que se vive de quien está con pibes día a día, que tiene que salir de su casa a las 6 de la mañana y vuelve a las 7 de la tarde para darle de comer a la familia”, dijo Carlos Tevez. Estas declaraciones abrieron una brecha entre los gigantes del país y los jugadores con menos recursos que habitan en los conjuntos de primera división y en el ascenso argentino, quienes no tardaron en responder: «Que le avisen a Tevez que en el ascenso hay jugadores que viven el día a día con los sueldos», reclamó Luis Salmerón, delantero de Los Andes. Otro de los que se sumó a la discusión fue Emiliano Méndez, jugador de Arsenal: «Escuché una declaración de que un futbolista puede estar seis meses o un año sin cobrar. Eso es mentira. Tal vez él podrá porque habrá invertido bien la plata con sus amigos, como el ex Presidente de la Nación».
Lo cierto es que el salario básico de los futbolistas de primera división y de categorías inferiores, de unos $34.500, no alcanzaba para cubrir la canasta básica que en septiembre del año pasado era de $34.784,75, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Ni incluso la suba del 35% de los sueldos, acordada entre Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) y la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) que se impuso a principio de temporada sirvió para afrontar la inflación que se vivía en el país. En el caso de los jugadores del ascenso fue todavía más difícil ya que percibían un salario menor a $25.200. Los de Primera Nacional, $21.000, los de primera B Metropolitana y Federal A $17.400 y los de Primera C $9.800. En consecuencia, muchos jugadores decidían partir hacia el exterior en busca de mejoras salariales.
Ahora el contexto es más catastrófico: no se puede jugar al fútbol. Los ingresos de los clubes son cada vez más bajos debido a que las instituciones de primera división y del ascenso ya no reciben ingresos por parte de los sponsors y más de la mitad de los socios dejaron de pagar la cuota. Hasta ahora la fuente principal de ingresos proviene de las cadenas de TV, que no «significan» mucho para los equipos grandes, pero para los demás puede significar hasta un 40% de la ganancia total del club.
Un claro ejemplo de la crisis actual es el club Ferro Carril Oeste. El conjunto de Caballito, que ante la necesidad de pagarles a 250 empleados, solicitó la ayuda del gobierno para recibir el REPRO (Programa de Recuperación Productiva). Éste consiste en un plan de asistencia que tiene el Gobierno para las pymes, aunque vale la pena aclarar que entre los 250 empleados no se tiene en cuenta a futbolistas ni cuerpo técnico.
Acerca del tema en cuestión, el presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata, Gabriel Pellegrino, habló acerca de Diego Maradona y cómo el DT se puso en contacto con la directiva para comunicar que estaba dispuesto a rebajar su alto salario para que la economía del club no sufriera daños durante la cuarentena.
Hasta ahora el único equipo argentino que llegó a formalizar la rebaja salarial es Racing. Los futbolistas y cuerpo técnico llegaron a un acuerdo con la dirigencia para disminuir el sueldo en un 30%, algo que Víctor Blanco luego agradeció mediante «su disposición al club».
Sin lugar a dudas se vendrán tiempos difíciles para el fútbol modesto y para las familias viven de él.