«Pequeña Victoria» fue presentada como una comedia romántica en la que se desandarán amoríos e historias como en todas las novelas, presenta una historia donde muchos de sus televidentes celebran que se presente como normal una circunstancia que se espera que sea una realidad frecuente, sin embargo, también hay mucha gente que se muestra molesta porque consideran que el desarrollo de la historia en lo que tiene que ver con el tratamiento de la subrogación de útero se expone de manera errónea y termina desinformando al televidente sobre dicha realidad.
Es que en la novela que se emite por TELEFE, quien solicita el embarazo es una empresaria exitosa y trabajadora compulsiva, y quien está dispuesta a ser la persona gestante es una mujer que necesita el dinero. Circunstancias que distan mucho de aquellos que tienen el deseo de ser padres y, según los especialistas, una imposibilidad de gestar. En cuanto a la situación legal, en la ficción muestran como a partir de un parto prematuro las tres personas terminan involucrados en la crianza de la de la niña; una por haber donado el óvulo, otra por haber donado el espermatozoide -ya que quien donó el esperma resultó ser una mujer transexual- y otra, por haberla llevado en su vientre durante el embarazo, pese a que el contrato firmado en la clínica la obligaba a desprenderse del bebé. Cabe aclarar que el “alquiler” de vientre en Argentina no está prohibido explícitamente, pero tampoco está legislado, fue deliberadamente dejado de lado durante las discusiones que llevaron adelante al último código civil y comercial promulgado en 2014. Para entender como la parte profesional y su funcionamiento en el país, la doctora Laura Elberger se encargó de despejar las dudas, quién es una reconocida especialista en fertilidad en Argentina. Ella ejerce su trabajo en la institución Procrearte, una entidad dedicada a la Medicina Reproductiva que facilita el acceso de los tratamientos de fertilidad a las parejas que se encuentren en distintos puntos del país.
Una producción especial de: Ramiro Davis y Ariel Parretta