En marzo de este año la UAR volvió a habilitar el empuje libre en el scrum en sus divisiones superiores y esto trajo polémica ya que en 2016 tres lesiones cervicales conmovieron al rugby argentino. Todas se habían producido por un scrum derrumbado y ante esto se impuso una medida reglamentaria para que en dicha jugada no se empuje más de 1,5 metros.
La prohibición de la formación en su manera natural trajo consecuencias en el juego argentino que siempre se caracterizó por su fortaleza en esa jugada. Ahora intentarán recuperar el espíritu y se volvió a habilitar la forma tradicional, pero antes los clubes que quieran volver a aplicarlo deberán completar previamente una capacitación a cargo del flamante entrenador nacional de scrum, Eduardo Fernández Gill, experimentado hombre de Regatas de Bella Vista en el área de Alto Rendimiento y el departamento de Rugby Seguro, encabezado por Néstor Galán.
A nivel global el scrum está catalogado como la jugada con mayor riesgo de provocar una lesión, En Argentina, no excepto a ese riesgo, lo consideran como un momento en el que se puede dominar psicológicamente al rival, El 17 de septiembre de 2016, Jerónimo Bello (jugador de SIC) sufrió el desplazamiento de dos vértebras que le lesionaron la médula espinal y quedó cuadripléjico. Fue el tercer caso en menos de un año, después de los de Juan Gastaldi (CASI) e Ignacio Maeder (Duendes). Los registros de la Fundación Unión Argentina de Rugby (FUAR) eran contundentes ya que, de los 35 jugadores que padecieron severas lesiones en 51 años, 18 respondían al scrum. El dato fue suficiente para que se implementara el programa Rugby Seguro para eliminar las mañas y las malas prácticas en las que incurrían los jugadores.
No solo a técnicos y jugadores está enfocada esta nueva enseñanza, sino que además implicará a los árbitros a actuar en ciertas ocasiones. Sabiendo esto, y haciendo hincapié en el reglamento, el ex entrenador de la primera de Regatas, agregó: «Ahora apuntamos a recorrer el país y transmitir no solo un scrum técnico y seguro sino también con participación de los referís, que son una pieza fundamental. Hay que sumarlos, que vayan a los clubes y vean como se entrena el scrum para entenderlo mejor y no lo castiguen porque sí. Los árbitros son una pieza fundamental en todo este engranaje que apunta a volver a jugar el scrum como antes».
«También queremos, por supuesto, capacitar a los entrenadores porque hay clubes con mucha cultura de scrum pero otros no tanto y los que tienen más técnica de scrum en general no hacen trampa. Algunos detractores del scrum llegaron a decir que equipos con un scrum que iba para adelante se tiraban a propósito para conseguir un try penal. Una locura. Para eso tratamos de transmitir los valores del scrum a todo el país, capacitando a los entrenadores, jugadores y referís», insistió.
Cabe destacar que el trabajo para recuperar el ADN del scrum se realiza de manera federal. Fernández Gill había destacado al inicio de su función que «el objetivo es tratar de transmitir mis conocimientos y experiencia a la mayor cantidad de gente y de clubes, en todo el país. Y después, en los seleccionados, colaborar en lo que se necesite. Este nuevo desafío me llegó en un momento bárbaro, tenía tiempo y ganas de hacerlo. Lo pensé y estoy muy enchufado, con muchas ganas de ayudar a que mejore el scrum en todo el país».
Los resultados se esperan ver a largo plazo. De esta manera se busca que Argentina vuelva a potenciar lo que en un momento fue su punto más fuerte, ya que tanto en Jaguares como en la selección mayor y en selecciones nacionales juveniles, se perdió este punto característico del rugby argentino.
Leonardo Berterame