Con sólo 21 años, Agustín «El Avión» Gauto obtuvo el título sudamericano mosca, el latino minimosca OMB, el mundial juvenil minimosca de la FIB y el título internacional minimosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Su próximo objetivo es llegar a enfrentar al campeón minimosca de la OMB, Elwin Soto. En un mano a mano con el Circulo de Periodistas Deportivos repasa sus inicios, sus sacrificios y piensa en lo que viene.
-En 14 peleas ya tenés 4 títulos internacionales. ¿A qué se debe todo esto?
-Todo esto es gracias al entrenamiento, todo el esfuerzo que venimos haciendo durante años con mi equipo. Ya van a ser 10 años que estoy en el mundo del boxeo y 10 años que entreno todos los días. Mucho sufrimiento, mucha cagada de hambre y gracias a todo eso y todo el esfuerzo que hizo el equipo estamos ahí.
– ¿Tuviste que dejar el colegio?
-Tuve que dejar el colegio para ponerme a laburar, y al estar laburando, mucho tiempo al entrenamiento no le podés dar, así que tuve que dejar de estudiar de hacer lo que a mí me gustaba porque faltaban muchas cosas.
– ¿Siempre diste una mano en tu casa?
-Sí siempre, desde que tengo memoria, desde los 13, 14 años porque faltaban un montón de cosas y obviamente le tuve que dar una mano a mi viejo, pero gracias a Dios siempre hubo un pan en la mesa.
– ¿De qué trabajaste?
-Empecé haciendo changas, cortando el pasto, lo que saliera… Después fui ayudante de plomero, albañil, todas esas cosas, como dos o tres años. Entré en una fábrica metalúrgica, cortando y plegando chapas, también estuve como dos años ahí, hasta que me hice profesional y tuve que dejar.
– ¿Siempre te apoyaron en tus decisiones?
-Sí, sí, toda la vida. Mi vieja mucho no quería que boxeara porque sufrió con mi viejo que también peleaba, pero siempre me apoyaron en ese sentido con el deporte, más allá que hubo quilombos como en toda familia, siempre me apoyaron y me dieron su consejo y su ayuda para que pueda estar donde estoy.
– ¿Tu padre fue profesional también?
-Mi viejo no llego al profesionalismo, pero metió muchas peleas amateurs.
-Sos hincha de Huracán, ¿te gusta jugar al fútbol?
-Sí, me gusta, de chico siempre fue la pelota, hasta que bueno cambié los guantes por la pelota y acá me quedé.
– ¿Nunca se te dio por el boxeo de chico?
-No, yo empecé en el boxeo a los 14, pero desde los 5 años juego a la pelota.
– ¿En dónde jugaste?
-En el barrio jugué en todos los clubes más o menos, pero terminé jugando en Talleres de Remedios de Escalada en cancha de 11. Mucho no me gustaba y por eso mismo me cambié a los guantes.
– ¿Cómo fue esa transición al boxeo?
-Siempre estuve en el ambiente del deporte y me gustó viendo fotos de mi viejo que peleaba. Me cansé de jugar a la pelota, y dije: “bueno, para hacer algo voy a probar boxeo a ver si me gusta”. Fui el primer día a un gimnasio y me gustó porque es más personal el boxeo que el fútbol. En el fútbol hay 11 y quizás un partido estás mal y te cambian y listo. Acá no podés tener noches malas, si tenés una noche mala te cagan a palos, jaja.
– ¿Vos te entrenaste en 1er Round, un gimnasio de boxeo muy conocido en Lanús? ¿Y después te fuiste a Huracán?
-Estuve en 1er Round 4 meses, muy poco tiempo. Siempre mi viejo me estuvo enseñando. Después, cómo mi viejo entrenó toda su vida en Huracán con Pablo Trota, me dijo que vaya allá un tiempo hasta que podamos tener nuestro gimnasio, pero siempre aprendí con él. En Huracán estuve 6 meses, hasta que con mi viejo abrimos el gimnasio en el Argerich y ahí empecé a entrenar acá.
– ¿Qué significa el Argerich para vos?
-Y acá nací, jugué a la pelota, toda mi infancia estuve acá, desde que tengo memoria. Vivo acá a la vuelta, es parte de mí.
– ¿Cuántas peleas amateurs hiciste antes de volverte profesional?
-Metí 64 peleas amateurs, con licencia habrán sido 40 peleas, son bastantes por mi categoría, no hay muchos de mi peso.
– ¿Peleabas con los mismos?
-No siempre con los mismos, pero sí más pesados que yo.
– ¿Eso también te va forjando?
-Sí, te va forjando, pero tiene sus desventajas, porque vos te matás entrenando para dar el peso y cuando vas te toca con alguien más pesado y eso te juega en contra.
– ¿Te acordás de tu primera pelea amateur?
-Obvio, me acuerdo que estaba recontra nervioso, asustado, me pasaba todo por la cabeza, me acuerdo de subirme y querer bajarme al instante. Pero bueno, obviamente esa pelea no la disfruté, las primeras son las peores de todas.
– ¿Dónde fue la primera pelea?
-En Pinar de Rocha, me tocó pelear con un chico más alto que yo, más pesado, pero ahora ya disfruto ese momento, antes no.
– ¿Qué pasa cuando la primera pelea no sale como la pensás?
-Vos te imaginás que sos Tyson y querés terminar la pelea rápido, pero una vez que empezó es otra cosa, los nervios. Me acuerdo las ansias de que termine ya la pelea, pero bueno, en el primer round lo boxeé bien y todo, hasta que el segundo me comí una piña, me empezó a sangrar la nariz y mi viejo tiró la toalla.
– ¿Qué tuviste que cambiar para poder rendir en el profesionalismo?
-Vas cambiando un montón de cosas a medida de que van pasando las peleas, pero el profesionalismo es muy distinto al amateurismo. Cuando sos amateur tenés guantes grandes, otro vendaje, otro tipo de exigencia. Acá, físicamente, depende mucho arriba del ring cómo te preparaste, por eso la exigencia en el gimnasio es muchísima. Y en el momento de la pelea al ser guantes de 8 onzas y otro vendaje, las manos, por más que no pegué fuerte el otro duelen igual, así que hay que estar atento en todo sentido.
– ¿Tu primera pelea profesional cómo la sentiste?
-Mi primera pelea ya tenía ganas y tenía experiencia como amateur. Yo no estaba muy convencido al momento de hacerme profesional, tenía 19 años, mi viejo me insistió en que ya estaba bien formado para el profesionalismo y después de que terminó la primera pelea me di cuenta de que tenía razón y ya me enfoqué del todo.
– ¿Te cruzaste con algún rival con el que ya habías peleado en el amateurismo?
-Me crucé con un solo chico, con Kevin Núñez, peleé con él en 56 kilos como amateur en el Tigre. Después, me lo crucé en la segunda pelea en 50 kilos en Uruguay, y nada que ver, me sentí otro tipo de boxeador.
– ¿Te cuesta llegar al peso?
-Y, yo estaba peleando antes en 50,800, en mosca, ahí llego tranquilo. El tema es que yo bajé una categoría, estoy en 48,900 y el último kilo y medio me cuesta un montón.
– ¿Y la dieta cómo la manejas?
-Tengo a mi nutricionista, Alejandra Ardiles, que me mide cada una o dos semanas el cuerpo, la cantidad de grasa que tengo, así que me tienen bastante cagando.
– ¿Y en lo económico como cambia ser profesional?
-Cambia muchísimo, ahora estoy más tranquilo. Antes no me podía comprar ni un par de zapatillas. Gracias a Dios, me pude ir a alquilar, estoy bien con respecto a lo que estaba.
-¿La pelea ante Jorge Orozco fue la más difícil?
-Sin duda, era aguerrido y mañoso. Me cortó el ojo con la cabeza, pero esa pelea fue la que más me forjó como boxeador y la que más me va ayudar para el día de mañana.
-Tenés nueve nocauts en 13 peleas ¿te consideras un noqueador?
-No sé si me considero un noqueador, tengo nocauts de una sola mano, pero es depende de la circunstancia de la pelea y qué mano meta. Es complicado en ese sentido ponerme un cartel, porque tuve peleas largas y tengo como 3 o 4 que terminaron en el primer round.
-¿Te gusta mirar boxeo, mirás a los peleadores que enfrentás?
-A mi particularmente no me gusta mucho, pero las últimas peleas no me quedó otra, igual para eso tengo a mi viejo y a mi equipo que miran y me dicen cómo boxearlo. Pero en las últimas peleas sí me exigieron que mire a los boxeadores con los que voy a pelear porque dicen que les ves los defectos al otro.
– ¿Cómo se formó tu equipo? ¿Hace cuánto están juntos?
-Empezamos juntos a los 14 años. Mi viejo siempre me entrenó, toda la vida. Después, se sumó Enrique, también Héctor que nos da una mano con el equipo amateur. Tengo a mi nutricionista, a mi amigo, Rodrigo Gómez, que me ayuda con el tema de los sponsors y esas cosas. Y mi preparador físico Iván Suarez.
Thomas Lopez 2 A