La final entre los dos equipos latinoamericanos dejó al público con expectativas hasta el último minuto de disputa. El partido disputado en el Estadio Walmir Campelo Bezerra tuvo una definición atrapante y en la cual hubo muchos condimentos.
A veces el que tuvo el protagonismo durante gran parte del juego no es el que se lleva la victoria y así fue hasta el minuto 93. Brasil manejó las riendas del encuentro pero era México quien se encontraba arriba en el marcador por el gol de Bryan Gonzalez en la única llegada con peligro al arco defendido por Matheus Donelli.
El Tri llegaba con todos los pronósticos en contra, contra la selección favorita y organizadora del torneo. Llegaban por tercera vez a la instancia definitiva en su historia y la segunda vez que se enfrentaban Brasil en una final, la cual fue victoria para los mexicanos. Pero el suceso no iba a poder repetirse.
Fue el VAR el que tomó el protagonismo a poco del final y empezó con la modificación del resultado. El árbitro, apoyado con sus pares que lo ayudan desde las pantallas a dirigir, pitó un penal a favor de los brasileños y el encargado de cambiarlo por gol fue Jorge Kairo. Con el juego empatado, los aztecas sufrieron del nerviosismo y se veían superados por los locales que los empujaban hacia su arco con el apoyo de su gente.
Y cuando todo parecía que el trofeo se definia en los tiros del punto penal, llegó la jugada que determinó el fin del sueño de la selección mexicana. Una desatención defensiva provocó el gol de Lázaro a falta de segundos para que se cumpla el tiempo agregado. El mismo que anotó también el gol agónico en la semifinal contra Francia para poner el 3 a 2 y ganar la llave.
Así, los dirigidos por Guilherme Dalla Déa levantaron la copa por cuarta vez en la historia de la categoría, para quedar como el segundo país más ganador del título, detrás de la siempre poderosa Nigeria juvenil. Mientras que México obtuvo su segundo subcampeonato desde que se disputa el certamen.
Tomas Ponce, 2ºB Turno Tarde.