El certamen más importante a nivel continental ya tiene definido los dos finalistas de la presente edición. El sábado 23 de noviembre, a las 17:30, en el Estadio Nacional Santiago de Chile, River y Flamengo se enfrentarán en la final de la Copa Libertadores 2019, inaugurando el nuevo formato a partido único.
Será una final histórica, y no sólo por la jerarquía e historia de los equipos que la disputan, sino también porque significará el fin de una tradición: la final a partido ida y vuelta que caracterizó al certamen a lo largo de su existencia. Las incisivas búsquedas de la Conmebol por “Europeizar” el fútbol sudamericano, con la Champions League como modelo ideal, tuvieron su primer –y controversial- impacto. Finalmente, Santiago de Chile, en medio del estallido social, será la sede de la primera final a partido decisivo.
En cuanto a lo meramente futbolístico, se suelen realizar múltiples análisis de cómo llega cada equipo a una final y, sobre todo, cuando se trata de la más resonante de América. Pero en esta ocasión, todo parece haberse concatenado para que los dos mejores equipos de la actualidad sean los finalistas. En el fútbol de las injusticias, de las polémicas, del VAR, hoy, en el análisis plenamente futbolístico, River y Flamengo llegan con la credencial de ser los máximos exponentes del continente.
El River de Gallardo continúa haciéndose gigante a nivel internacional. Luego de la histórica final en Madrid de la edición 2018, en la que se alzó con el título venciendo a Boca, volvió a verse las caras con su clásico en las semifinales de la presente Copa y, nuevamente, eliminó a su eterno rival. A pesar del 1-0 en contra en la Bombonera, la diferencia obtenida en el Monumental le garantizó el acceso a una nueva definición.
El Millonario llega a nueva final, quizás, en su mejor momento, futbolístico y emocional. A pesar de una actuación opaca en la Bombonera, el andar de los de Núñez no deja lugar a dudas. Por la capacidad de llevar un estilo de juego a la práctica, intensivo y protagonista, y por el envión anímico que, lógicamente, representa eliminar a Boca en su cancha y en una semifinal. Como si fuera poco, el Muñeco tendrá un condimento especial en este nuevo desafío copero: consagrar a River como bicampeón de América por primera vez en su historia.
Por su parte, a Flamengo se le presenta una cita única: la gran oportunidad de recuperar su mística y carácter de gigante de América, tratando de rememorar aquella hazaña de 1981, la única Copa Libertadores que ostenta en sus pergaminos.
Un presupuesto sin igual en el continente le permitió al Mengao renovar el plantel que comenzó a liderar Jorge Jesús a mitad de temporada y así, incorporó a jugadores de renombre europeo como Filipe Luis y Rafinha, entre otros. Los resultados de tales inversiones están a la vista: líder absoluto del Brasileirao y finalista de la Libertadores después de aplastar a Gremio 6-1 en el resultado global.
El 23 de noviembre el Estadio Nacional de Santiago será testigo de la primera final única de la Copa Libertadores, en la cual, River y Flamengo buscarán hacer historia.
Marcos Carena, 2ºB, T.T