Los adultos temen por la adolescencia de sus hijos. Cualquier padre diría que fueron adolescentes hace no tanto o tal vez la temen precisamente por eso. Debido a la experiencia que les otorga haber superado esa etapa que suele ser difícil para ellos. Pero tienen que acompañar y entender que ellos también la vivieron, aunque eran otros tiempos.
El problema es que no siempre los padres son el mejor ejemplo. Y si creen serlo, muchas veces les falta capacidad para comunicarse con sus hijos, no son capaces de trasladarles el mensaje sin que suene a bronca o a charla aburrida, desde un mandato de superioridad.
Tienen que ser para sus hijos adolescentes, pero también en cualquier otra etapa vital, como guías de ayuda y que los acojan en sus etapas de emociones descontroladas. La dificultad es que muchas veces no solamente no saben calmarlos, sino que los propios desajustes emocionales desatan o multiplican los suyos.
En el mundo de los influencers hay de todo, pero en general hay dos aspectos fundamentales, que les vendría muy bien practicar a los padres. Por una parte, deberían siempre buscar contextos adecuados en los que hablar con sus hijos con naturalidad y sin prohibición ni miedos de los temas que les interesen y preocupen. Otro aspecto muy interesante es el tipo de comunicación. Los influencers utilizan un lenguaje fresco y natural, un tono básico y optimista.
Los chicos buscan entretenimiento y diversión, consejo sobre moda y tendencias, pero también buscan puntos de vista y opinión sobre los grandes temas que les preocupan, que no dejan de ser grandes temas de la vida: relaciones personales, amor y enamoramiento, orientación sexual, autoimagen y autoconcepto, igualdad de género, entre otras cosas. Esos temas deberían formar parte de las conversaciones de padres e hijos. Conocerse da pie a poder conversar en paz, compartir dudas y puntos de vista, para poder guiar y tener una relación mejor por sobre todo.
Juan Manuel Bratti Carlomagno
IG (@juanmabccai)