No es una novedad que la alimentación es algo sumamente importante para las personas ya que tiene un vínculo directo con la salud. A lo largo de ciertas etapas de nuestras vidas esto es fundamental debido a que es un factor con fuerte impacto a futuro.
Según los datos que se obtuvieron en la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, los resultados son alarmantes. El consumo de más alimentos procesados y menos frescos o preparados en el hogar, junto con el sedentarismo, están considerados como las grandes causas. Esto quiere decir que hubo un considerable cambio en el patrón alimentario de la población sumado a la poca actividad física que realizan los chicos o adolescentes. Todo esto facilitó la transición hacia el escenario que se presenta hoy en día: malnutrición por exceso y con déficit de micronutrientes. Tanto es así que los que presentan sobrepeso u obesidad superan ampliamente a los que muestran desnutrición clásica (baja talla y bajo peso).
La obesidad infantil es un problema muy grave que hay en la actualidad a nivel global ya que trae enfermedades en la adultez como cáncer, diabetes o cardiovasculares y además, influye claramente en la expectativa de vida. Desde la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud afirman que es el principal problema de salud pública y que los efectos pueden ser determinantes cuando sean mayores.
La malnutrición se asocia con trastornos de escolaridad, estigmatización y trae consecuencias en el déficit de desarrollo de capital humano. El 20,7% de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años tienen sobrepeso y el 20,4% obesidad. Esto totaliza 41,1% por encima de su peso saludable, mientras que el porcentaje esperado para dicha edad es de 15,9%. En tanto los chicos entre los 0 y 5 años, el 13,6% tiene peso excesivo. Una cifra realmente preocupante ya que lo esperado para esta edad es de 2,3%. Por el otro lado, las mediciones en adultos mostraron que el 68% está excedido de peso (la mitad presenta obesidad).
Desde la encuesta aseguran que hay una mala alimentación en todo el país pero que principalmente se profundiza en los sectores más vulnerables y en los niños, niñas y adolescentes. Un tercio de la población consume al menos una vez por día frutas y verduras cuando lo recomendable es cinco porciones diarias como mínimo. Mientras tanto, 4 de cada 10 incluyen lácteos en sus comidas todos los días. El consejo para esto son 3 porciones y preferentemente descremados. Además, es importante destacar que se sugiere una porción diaria de cualquier tipo de carne ya sea pollo, vaca, cerdo o pescado. Y según la encuesta, sólo la mitad come una porción diaria de carnes rojas, de ave o huevo.
Por el otro lado, es extremadamente alto el consumo de alimentos cuyo exceso es peligroso porque aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad como bien se mencionó anteriormente, pero también diabetes, hipertensión y otras enfermedades no transmisibles. Esto es debido a que contienen demasiadas cantidades de grasas, azúcares y sal, además de conservantes, aditivos y colorantes.
A diario, el 37% toma bebidas azucaradas y el 17% consume productos de panadería (pastelería) y galletitas dulces. Mientras tanto, el 36% come productos de snacks y el 15% golosinas al menos dos veces por semana. Yendo a lo concreto, los resultados arrojaron que los chicos consumen un 40% más de bebidas azucaradas, el doble de productos de pastelería, galletitas dulces y snacks y el triple de golosinas con respecto a los adultos. Sin lugar a dudas una cifra elevada si se tiene en cuenta que todavía son muy jóvenes y pueden tener problemas cuando sean más grandes.
Teniendo en cuenta lo dicho, en la actualidad como todos sabemos los chicos y adolescentes pasan la gran parte del día en las escuelas y éstas deben ser las que promuevan una alimentación saludable más actividad física. La encuesta mostró que la provisión de frutas y lácteos es muy baja (21,5% frutas frescas y 30,3% yogur, postres lácteos o leches). Muchos afirmaron que les dan alimentos no recomendados como facturas, galletitas dulces y cereales con azúcar, y esto es lo que también ocurre en las casas. Además, un dato no menor es mencionar que varias de las instituciones cuentan con un quiosco y lógicamente lo que más se compra son golosinas y bebidas azucaradas.
En conclusión, se puede decir que los datos son muy alarmantes de cara a futuro y que se debería, especialmente en las escuelas, orientar al consumidor y mejorar los programas alimentarios. Principalmente en los grupos más vulnerables, pero también en los demás ya que, de lo contrario, pueden llegar a tener problemas cuando se transformen en adultos.
Mateo Bertolami