Protagonizada por Brad Pitt y Leonardo Dicaprio, y con un reparto de primer nivel que incluye a otros actores consagrados como Margot Robbie, Emile Hirsch y Damian Lewis, entre otros, la película es un sentido y nostálgico homenaje a Los Angeles de la década del ’60.
“¿Qué acabo de ver?” “¿Pero no la dirigía Tarantino?” … Estas son algunas de las preguntas que se repiten en las bocas de la mayoría de las personas que acaban de ver por primera vez “Había una vez… en Hollywood”, una película que, en la mayoría de sus pasajes, no parece creada por la mente del gran Quentin Tarantino. En esta ocasión estamos ante un film lento, que se toma libertades y juega con los hechos, pero que, a pesar de todo esto, al final de todo, termina siendo una maravilla. Podría decirse que en esta oportunidad nos encontramos con un Tarantino en modo nostálgico y melancólico, aunque brutalmente honesto, puro y cristalino. Es una cara del famoso director que aún no habíamos tenido la suerte de observar.
Esta es la historia de una estrecha y profunda amistad entre Rick Dalton (Leonardo Dicaprio) un actor de westerns cuyos mejores años ya han pasado, y su fiel doble de riesgo, Cliff Booth (Brad Pitt), en un escenario que se desarrolla en el Hollywood de 1969. Y, en este contexto tan particular, la fantasía y lo idílico se mezclan con la realidad, ya que Sharon Tate y Roman Polanski, brillantemente interpretados por Margot Robbie y Emile Hirsch, se mudan al lado de la casa de Dicaprio e interactúan con nuestros protagonistas en las exclusivas colinas californianas.
No obstante, si bien “Había una vez… en Hollywood” toma personajes reales como Charles Manson, Steve McQueen, o los ya mencionados Tate y Polanski, no debemos nunca perder de vista que estamos ante una ficción, un cuento en el que el delirio, la cultura pop y el cine van tomados de la mano. No todo lo que aparece en la película ocurrió en la vida real. Tarantino, sí, se nutre de esta realidad, pero al mismo tiempo se aleja y la dosifica según su conveniencia. Como en esa escena en la que Pitt pelea mano a mano nada más y nada menos que con Bruce Lee, leyenda del cine y las artes marciales. Y este es solo un caso en el que ambos mundos se entrecruzan. Como ese, muchos otros.
El film tiene una estructura muy similar, casi idéntica, a otros grandes éxitos del director nacido en Tennessee, como The Hateful Eight o Django Unchained: Tarantino no escatima ni un segundo para presentar a sus personajes y darles el desarrollo que se merecen, ayudado, como siempre, por diálogos, situaciones y planos que solo podría plasmar un genio del cine como él. La escena de Pitt manejando el auto de Dicaprio, por ejemplo, nos sirve para contemplar una Los Angeles del ’69 que fue recreada con máximo detalle: cines, pozos petroleros, el movimiento hippie y hasta el clan de Charles Manson, que se cruza con nuestros protagonistas y que juega un rol central cuando la película se acerca a su punto más álgido y ‘tarantinesco’.
Los que estaban esperando un retorno a las raíces de “Inglorious Basterds” o a la ya muy lejana “Kill Bill”, muy probablemente salieron de los cines un poco decepcionados y aturdidos luego de que comenzaron a rodar los créditos. “Había una vez…” es una película que requiere mucha paciencia de parte de la audiencia, ya que tiene sus propios tiempos y, en ocasiones, parece recrearse en sí misma con absoluta impunidad e indiferencia hacia el espectador, que debe sumergirse y dejarse llevar por un mundo construido a imagen y semejanza de los «recuerdos» de Tarantino. Advertencia: no es un film que entrega acción y satisfacción instantánea, sino que va creciendo poco a poco y que se corresponde –muchas veces- con el Hollywood más clásico. Para un público no muy versado en esta forma de hacer cine, o que va a ver sangre, disparos y acción a raudales, la película hasta podría resultar un poco aburrida. Pero eso sí, “Había una vez… en Hollywood” es cine en estado puro.
Juan Mendez
2° «B» T.N.