Era 13 de septiembre y el reloj marcaba que el minuto estaba terminando. Se estaba disputando el partido de semifinales contra Francia en el Mundial de China 2019. Sonó la campana que daba por finalizado el partido. Argentina le había ganado a Francia y pasó a la final con una amplia ventaja sobre su rival. El equipo comandado por un histórico de la Generación Dorada, Luis «Luifa» Scola, había conseguido una hazaña increíble. Emanuel «Manu» Ginóbili fue a presenciarlo todo, a mostrar su apoyo incondicional a su gran amigo que ese día podía alcanzar un gran logro a nivel mundial. Terminado el partido Manu y Luifa se fundieron en un abrazo interminable. Una amistad interminable. Todas las cámaras estuvieron enfocando el momento. Momento histórico, épico, único.
La de Ginóbili y Scola es una hermandad que supera tiempo y espacio. Apoyo incondicional en todo momento. Juntos compartieron muchos momentos juntos. Formaron parte de la Generación Dorada (camada de basquetbolistas argentinos que representaron al país por 15 años, entre 2001 y 2016, y que lograron grandes títulos) junto con otros grandes basquetbolistas como lo son «Pepe» Sánchez, Fabricio Oberto, Andrés Nocioni, Carlos Delfino, Rubén Wolkowyski, entre muchos otros.
Entre los grandes éxitos que compartieron a lo largo de la trayectoria de ambos formando parte de esa generación están el Sudamericano de Valdivia (Chile) y el Campeonato FIBA Américas de 2001, la medalla de plata en el Mundial de Indianápolis 2002, la medalla de oro en Atenas 2004, el oro en el FIBA Diamond Ball y el bronce en Pekín 2008 (esto implicó que Argentina lograra estar en el número uno en el ranking FIBA hasta 2012), fueron campeones de América en 2011, campeones sudamericanos en 2012 y alcanzaron el cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
En su blog personal, Manu contó: «Cuando nos dieron las habitaciones apenas llegados al hotel, me encontré con la novedad de que me había tocado de compañero Luis Scola. Él ya pintaba para crack. Creo que desde los 12 años ya se sabía que iba a ser crack«, recordó de su primera vez en la Selección y de su incipiente relación con Luifa.
Pasan los años y la gente no se olvida. Aquellos hombres que alguna vez fueron chicos y compartieron hazañas representando a Argentina, más allá de que independientemente hayan tenido sus logros personales, la hermandad entre ellos dos es interminable, uno retirado y el otro aún compitiendo. Manu de Bahía Blanca con 42 años y Luifa de Floresta con 39 años. Manu retirado y viajando por el mundo cumpliendo muchos sueños y dándose el lujo de disfrutar y Luifa que tiene un futuro indeterminado pero que es muy deseado en muchos clubes, grandes como Boca, Real Madrid y San Lorenzo.
Lucía González Heguy, 2° B, turno mañana