El huracán Dorian tuvo características devastadoras en el conjunto de islas de las Bahamas. En principio se calculaba que su trayectoria iba a avanzar en línea recta hacia el estado de Florida, pero su trayectoria se desvió provocando fuertes impactos en las islas anteriormente mencionadas, destruyendo parte de la infraestructura, un gran número de casas, y con un saldo muy elevado de muertos y de cientos de desaparecidos.
Los huracanes constituyen un fenómeno climático en la zona del caribe, que se gesta entre los meses de julio y septiembre, como consecuencia de una compleja interrelación entre vientos globales, fenómenos de humedad, presión atmosférica, y para muchos científicos el cambio climático también tiene su parte de influencia.
Los huracanes según la escala Saffir-Simpson, se clasifican en una escala que va desde el 1 hasta el 5, siendo el 5 el de mayor intensidad y poder destructivo. Si bien el período de huracanes se da entre julio y noviembre, son los meses de julio y agosto en donde podemos encontrar mayores turbulencias.
El gobierno de Estados Unidos, después del huracán Katrina que destruyó gran parte de New Orleans, ha destinado un presupuesto muy elevado para poder predecir el comportamiento de los mismos, dado los miles de millones de dólares que pueden llegar a afectar la economía si es que no se calculan. Debido a estas razones, EE.UU cuenta con una mayor experiencia en relación a estos fenómenos, además tiene recursos materiales, y la población de las zonas que suele afectar estos fenómenos climáticos se encuentran preparados para proteger viviendas y comercios.
Los residentes de Florida, como también los de Puerto Rico, tuvieron suerte puesto que Dorian desvió su trayectoria e hizo impacto en las Bahamas con un nivel que llegó al del grado 5. Las Bahamas son conocidas como un conjunto de islas con gran afluencia por parte del turismo internacional debido a la belleza de sus playas, y también como un centro financiero.
El gran problema aquí es que la mayoría de los países del caribe presentan una dicotomía en relación a que por un lado existen hoteles altamente sofisticados, pero el resto de la población que vive del turismo y de los dividendos que esto genera, es de recursos medios y bajos, y por lo tanto las casas, infraestructura, recursos del estado y demás, fueron muy escasos para preparase y mitigar el impacto directo que generó este huracán.
Los meteorólogos señalaron que Dorian fue uno de los huracanes de mayor intensidad y poder catastrófico desde que se tienen registros, y si bien no existió acuerdo entre los propios investigadores debido a la complejidad antes mencionada de establecer modelos predictivos que permitan medir variables, como por ejemplo, la velocidad del tiempo, tamaño, cantidad de lluvia. Este huracán superó ampliamente a muchos otros que se gestaron anteriormente. De hecho, fue mayor que el huracán de 1935, que se lo conoció como el huracán del Día del trabajo, que fue uno de los mas fuertes de la historia.
Las consecuencias que dejó esta catástrofe fue la destrucción del 45 % de las viviendas en Ábaco y en la isla del Gran Bahama aproximadamente unas 13.000 propiedades, las cuales quedaron parcialmente dañadas o totalmente destruidas. Unas 70.000 personas de ambas islas necesitan ayuda de manera inmediata. Hasta el momento hay 52 muertos oficialmente confirmados y alrededor de 1300 desaparecidos. La situación es muy compleja, dado el carácter de que este tipo de fenómenos tienen poca visibilidad en los medios con el paso del tiempo, pero es posible inferir que dado la pobreza de Bahamas, al margen de la imagen de lugar paradisíaco para el turismo de alto nivel, es que al igual que el huracán que azotó a Puerto Rico en el 2017, llevará años y cooperación internacional para poder mejorar la condición de la población de las islas.
Martín Kairuz
Si te interesa saber más:
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