No hay hora ni lugar, no hay clima ni estación, siempre es un buen momento para preparar y tomar un mate. Para los argentinos es nuestro. Es nuestra identidad, parte de nuestra tradición. Lo llevamos con orgullo cuando salimos del país, es como si fuera parte de nuestra bandera. Representa la unión y el compartir, ayuda a socializar, facilita la generación de vínculos, alarga la charla o la promueve, acorta distancias, ayuda a intimar, distiende.
El mate en la Argentina es el recipiente donde se toma la infusión. El más utilizado es el “porongo” o mate de calabaza, fruto de una planta (Lagenaria vulgaris). El origen de la palabra “mate” deriva del Quechua “Mati”, que significa calabaza. La lagenaria vulgaris es la familia de calabazas autóctonas de la zona yerbatera, además de tomar mate, los guaraníes las utilizaban para transportar agua durante sus largas caminatas por la selva y también para almacenar granos.
El mate ha sido a lo largo de la historia un acompañamiento para todos los argentinos, por eso es que en el año 2018 se decidió que se celebre cada 30 de noviembre el “Día Nacional del Mate” en conmemoración del nacimiento del caudillo Andrés Guacurarí y Artigas, más conocido como “Andresito”, quien fomentó la producción y dio gran impulso a la comercialización de la yerba mate. De familia guaraní, “Andresito” nació el 30 de noviembre de 1778 en Santo Tomé (Corrientes) y gobernó la denominada Provincia Grande de las Misiones.
Queda claro que de aquellos tiempos a estos el país ha atravesado todo tipo de crisis y problemas, pero si hay algo que se ha sostenido a lo largo de todos estos años es el consumo de la yerba mate. En la Argentina se consumen por año alrededor de 256 millones de kilos de yerba mate, lo que implica un consumo anual per cápita de unos 6,4 kilos. La yerba mate está presente en más del 90% de los hogares y su consumo, bajo la forma de mate tradicional, aporta al organismo gran cantidad de polifenoles, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio.
Gracias a sus reconocidas propiedades antioxidantes y energizantes, tomar mate también implica incorporar al cuerpo una serie de beneficios para la salud. Científicos argentinos y de otras partes del mundo cuentan con trabajos que destacan las virtudes del mate. Y muchos de ellos ya están investigando de qué manera se puede aprovechar sus propiedades en el desarrollo de alimentos funcionales y también en planes nutricionales que potencien sus efectos benéficos.
El mate se puede preparar a la manera que uno desee, pero los especialistas recomiendan hacerlo de la siguiente manera: Llenar hasta 3/4 partes con yerba mate, tapar la boca del mate, volcarlo y agitarlo por unos segundos. Vuélvalo a su posición normal, dejando el contenido inclinado a unos 45° de manera que se forme una cavidad en un sector. Esto permitirá tener una mezcla homogénea. (Hojas, palo y polvo). Verter agua tibia (50°C) en la cavidad formada , de forma que se humedezca la parte inferior del contenido del mate y deje reposar por unos segundos. Con este proceso, se permite que la yerba mate libere todos sus componentes de forma paulatina durante el cebado. Se introduce la bombilla en el área humedecida y se recuesta contra la pared del mate, procurando que quede firme. Por último, cebar el mate con pequeñas cantidades de agua caliente (75-80°C) en el sector donde ésta puesta la bombilla, procurando no humedecer la parte superior de la yerba. De esta manera la yerba dura mucho más y retarda el lavado de los mates.
Pasaran los años, las generaciones, las costumbres y los hábitos, pero lo que no va a faltar nunca es el mate en las juntadas de los argentinos. Haciendo un trabajo. Escuchando música. Planificando. Charlando entre amigos. Mirando la tele. Cualquier excusa siempre va a ser buena para decir: “che tomamos unos mates”.
Pablo Frontini
2° «B» T. N.