Rafael Nadal volvió a conquistar Roland Garros y acrecentó su figura en el mundo del tenis gracias a su superficie predilecta: el polvo de ladrillo.
En el universo de superhéroes de la editorial estadounidense Marvel Comics puede encontrarse a un antihéroe conocido como el Hombre de Arena, cuya fortaleza radica en la manipulación de ese material. Aunque sólo se trate de un ser ficticio, si se quiere trazar un paralelismo con la realidad, será posible hallar a un hombre que es capaz de potenciar sus virtudes cuando se encuentra cerca de la arcilla: Rafael Nadal.
El mallorquín se consagró ayer campeón de Roland Garros luego de vencer al austríaco Dominic Thiem en la final y, de esa manera, conquistó su duodécimo major francés. A pesar de que ya no parece ser una noticia porque es una costumbre verlo celebrar en París, Nadal alcanzó un nuevo récord, pues se convirtió en el jugador que más veces se coronó en un mismo Grand Slam tras superar a la australiana Margaret Court, quien obtuvo 11 Abiertos de Australia.
A sus 33 años, el español sigue sorprendiendo cuando de jugar en Roland Garros se trata. A esta edición llegaba con tan sólo un título en el año -el Masters 1000 de Roma– y, en cambio, con muchas molestias físicas que, según confesó él mismo, casi le impiden viajar a Francia. Sin embargo, su tenis fue brillante sobre el polvo de ladrillo parisino, algo que le permitió quedarse con el certamen cediendo solamente dos sets -ante Goffin en tercera ronda y frente Thiem en la final- y hasta darse el gusto de superar sin sobresaltos en la semifinal al suizo Roger Federer, quien lo había vencido en los últimos seis enfrentamientos entre sí.
El desempeño del manacorí en las canchas de Roland Garros es aún más llamativo si se miran las estadísticas, esos números que muchas veces hablan por sí solos. En este caso, muestran que Nadal registra allí 93 triunfos y solamente 2 derrotas: ante el sueco Robin Soderling en 2009 y ante el serbio Novak Djokovic en 2015. Es decir, posee una efectividad del 97,8%, otro récord que puede ostentar en relación con su Grand Slam predilecto.
De todas formas, no sólo la magia de la capital francesa es lo que nutre al balear para seguir conquistando títulos, sino que lo es también aquello que parece ser su fuente de energía: la arcilla. En canchas con ese tipo de superficie, Nadal conquistó 59 de sus 82 títulos (70,7%), con lo cual superó ampliamente los 49 de Guillermo Vilas, quien durante más de 30 años fue, en números, el monarca del polvo de ladrillo.
Si se quiere ver con más detalle la precisión tenística del español en tierra batida, basta con analizar los partidos disputados en ese tipo de suelo: 436 victorias y 39 derrotas, lo que habla de un 91,7% de efectividad, ámbito en el que también es récordman.
A pesar de que los números en las otras superficies no están ni cerca, lo cierto es que en arcilla Rafa es casi imbatible. Corriendo sobre ella, el español conquistó 12 de sus 18 Grand Slams y podría incluso desplazar del primer puesto histórico a Roger Federer (20). Su físico y el tiempo dirán si eso es posible, pero, por lo pronto, sí hay una certeza: Nadal es el rey del polvo de ladrillo. O, si se habla en términos fantásticos, no caben dudas de cómo se podría definirlo: el Hombre de Arcilla.