Los eSports existen desde hace tiempo, pero no todos los videojuegos tienen el rango de deporte electrónico.
De los miles de juegos que existen solamente unos pocos pueden ser considerados deporte. Para que se los vea como tal deben contar con un enfrentamiento entre dos o más participantes, que los competidores tengan igualdad de condiciones, que haya ligas reglamentadas, que cuenten con una gran competitividad y que sean populares.
En la actualidad están atravesando una etapa de crecimiento. Los espectadores, los sponsors y los fanáticos han aumentado en grandes cantidades. Hoy en día existen miles de jugadores profesionales y millones de seguidores que siguen los torneos, ya sea desde sus casas o en los estadios.
Según un estudio publicado en julio del 2018 por el banco de inversión Goldman Sachs, los eSports facturan 665 millones de dólares al año y la proyección para el 2022 es que podrían quintuplicar esa cifra alcanzando los 3000 mil millones de dólares. Este mismo informe también habla del boom de los juegos de supervivencia, como es el caso del Fortnite, y dice que el aumento de los premios en los torneos, el alza de las transmisiones y la mejora de la infraestructura hacen que para el 2022 puedan alcanzar la popularidad de la NFL, la liga que más importante de Estados Unidos.
A pesar de todo esto, la controversia sobre si son un deporte o no sigue vigente. Se piensa que para que lo sea hace falta que se dé un esfuerzo físico, pero muchos deportes tradicionales, como el ajedrez o el tiro olímpico no cuentan con un desgaste corporal, sino que prevalece el factor mental, al igual que en los eSports.