«La elección de Santiago de Chile para ser sede de esta gran fiesta de fútbol sudamericano, se efectuó tras el estudio riguroso de criterios, mecanismos, procesos de selección, teniendo en cuenta parámetros relacionados con: la organización, logística, seguridad, tecnología, aspectos políticos, sociales, medioambientales y legales, alojamiento, movilidad y asuntos comerciales como la transmisión televisiva y comercialización de este gran evento”, anunció en un escrito el Consejo de la CONMEBOL.
Esos fueron los argumentos del porqué de la asignación del Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos en cuanto a lo formal. Pero “El Nacional”, tiene mística. Rebautizado en 2008 por el fallecimiento del periodista deportivo Julio Martínez Prádanos, justo dos días antes de que se quisiera cambiar el nombre de la casa de Universidad de Chile; ya tuvo sus finales de Copa Libertadores: 11 en total, el segundo después de la Bombonera, 6 de partidos de desempates, cuando en ese entonces se jugaba con un formato distinto, en el cual, si ambos ganaban un encuentro de la serie, se enfrentarían nuevamente en una cancha neutral. Ocurrió en 1965 (Independiente 4-1 Peñarol), 1966 (Peñarol 4-2 River Plate), 1967 (Racing 2-1 Nacional de Montevideo), 1974 (Independiente 1-0 Sao Paulo), 1976 (Cruzeiro 3-2 River Plate) y en 1987 (Peñarol 1-0 América de Cali). Como encuentro decisivo para un equipo chileno tuvo lugar en los años: 1973 (Colo-Colo 0-0 Independiente), 1975 (Unión Española 1-0 Independiente), 1981 (Cobreloa 1-0 Flamengo, 1982 (Cobreloa 0-1 Peñarol) y 1993 (Universidad Católica 2-0 Sao Paulo).
También fue sede del Mundial de 1962 obtenido por Brasil tras las grandes actuaciones de Garrincha, ya que Pelé estaba lesionado. En dicho certamen se llevó a cabo “La Batalla de Santiago”, teniendo como protagonistas al conjunto nacional local y al italiano (provocador del incidente). Fue el partido correspondiente al grupo “B” en el que se jugaba el pase a cuartos de final conseguido por Chile tras ganar 2 a 0 y dejando a dos expulsados. Tal vez, el encuentro más violento de la historia de la Copa del Mundo.
Para esa séptima edición del torneo más grande de naciones, El Coloso de la comuna de Ñuñoa, fue remodelado por órdenes del entonces Presidente, Jorge Alessandri. La modernización de aquella época y ampliación, tuvo como mayor cambio estructural la sustitución del velódromo que rodeaba la cancha por galerías, para que 95.000 espectadores disfruten del evento. En sus inicios, en 1938, la capacidad era 70.000 personas sentadas cómodamente, y en la actualidad es de 49.000. La mayor del país.
Para la suerte de todos los chilenos, “El Nacional”, fue la casa de “La Roja” en toda la Copa América 2015, la cual obtuvo frente a la Selección Argentina 4-1 por penales, tras un 0-0 en los 90’ reglamentarios, sumándole el tiempo extra. Además es el estadio con más partidos disputados en este torneo con 74.
No todo es color de rosas para el “Coloso de Ñuñoa”. Tiene su mancha negra. La de ser el centro de detención durante la dictadura militar de 1973, cuando el 11 de septiembre derrocaron al ex Presidente, Salvador Allende. Más de 40.000 personas fueron maltratadas o torturadas entre el 12 de septiembre y 9 de noviembre.
Volviendo al fútbol, el 23 de noviembre de este año, el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos, será el lugar de esta nueva etapa a final única en cancha neutral de la Copa Libertadores, donde tendrá a un club argentino y otro brasileño como contendientes a la gloria.
Por Facundo Estelrrich, 2B Turno tarde.