El bullying es un flagelo que azota a las sociedades desde hace muchos años. Este último tiempo, empezó a tener más visualización gracias a las redes sociales. Muchos padres las usan para denunciar si su hijo llega lastimado de la escuela, por ejemplo. Lamentablemente, no les quedó otra alternativa que tomar este tipo de medidas porque las instituciones no le dan la importancia necesaria al sufrimiento de los chicos.
Aproximadamente, más de 3000 niños sufren acoso grave en las escuelas. La gran mayoría siguen un modus operandi similar. Uno o dos chicos toman el papel de abusivos, y seleccionan un chivo expiatorio. El mismo es seleccionado por alguna condición física o preferencia poco popular, la cual se encargan de machacar constantemente. Esto, sumado a la pasividad del ambiente que rodea a la víctima, hace muy difícil su salida de este círculo.
Uno de los casos más recientes ocurrió en Santiago del Estero, donde una niña de 14 años intentó quitarse la vida al querer saltar desde el primer piso de la escuela donde estudia. Parte del equipo docente, alertado por otro alumno, logró evitar la tragedia. La víctima denunció que sus compañeros la molestaban por ser huérfana. Luego de este episodio fue trasladada al hospital neuropsiquiátrico Diego Alcorta, ya que es la segunda vez que atenta contra su vida.
Como es habitual en estos casos, la escuela convocó a una junta de padres para concientizar sobre el bullying, algo que se tendría que hacer a principio de cada año escolar, para no lamentar ninguna pérdida evitable.
Según cifras brindadas por “Bullying Sin Fronteras”, ONG dedicada a seguir esta problemática, México, Estados Unidos y China son los tres países donde más casos se ven. Argentina se ubica en el puesto 15. Además, informó que el 44% de niños entre 8 y 10 años fueron víctimas de abuso escolar.
Cuando un caso de acoso escolar se convierte en tragedia, los padres se ven shockeados, ya que no tenían idea del calvario que su hijo estaba viviendo. Hay algunos síntomas que pueden manifestarse cuando alguien es víctima de bullying: cambios en el comportamiento, rechazo continuo al colegio, trastornos del sueño, entre otros.
Otro aspecto que llama mucho la atención es el encubrimiento de la persona acosada. Muchas veces llegan a sus casas con golpes, o rasguños y dicen que se cayeron jugando o se chocaron con algo. Es por eso fundamental que haya un ámbito de confianza en el que la persona pueda abrirse y contar la verdad de lo que está atravesando.
Siempre es importante remarcarle que su opinión es tan válida como las demás y que se imponga ante las críticas. Una práctica muy útil para formar el carácter es practicar algún deporte, si es de equipo mucho mejor. Más allá de la importancia a nivel salud, en el aspecto psicológico logra la formación de una personalidad mucho más asentada.
A partir de ahí, lo ideal es convocar una junta en la institución para poder dialogar y concientizar sobre el tema. Y siempre ponerse firme en la postura de que se tome una medida escolar y que no se minimice la problemática. La colaboración de los otros padres también es fundamental para que hablen puertas adentro con sus hijos.
Educar con tolerancia y respeto no es una moda, es una obligación. Para que las generaciones futuras tengan las herramientas para adentrarse en un mundo, afortunadamente, cada vez más inclusivo. El pedido es claro y no entiende de excusas: no más bullying.
Diego Martín López