La odisea comenzó el jueves 19 de junio, cuando Candela Aylén Saccone, una adolescente de 15 años, que vive en Villa Ballester, se encontraba disfrutando de sus vacaciones junto a su familia en República Dominicana, más precisamente en la localidad de Punta Cana. La adolescente sufrió una fuerte descompensación que derivó en un coma diabético, cuando estaba en el hotel en donde se estaba alojando, en el último día de vacaciones previo a volver a la Argentina. El primer parte médico indicaba que había sufrido una cetoacidosis diabética. La advertencia desde lo sintomatológico se inició cuando la chica comenzó a presentar síntomas de mareo, náuseas y ganas de orinar con mayor frecuencia, a punto tal que se le realizó una prueba para poder medir su glucemia, resultado que mostró un nivel muy alto de azúcar en sangre, lo que empezó a generar preocupación en los médicos.
En principio, debido a la complicación de salud que se le había presentado, tuvo que ser derivada al Centro Médico Canela 1. En esta clínica fue donde recibió el diagnóstico de cetoacidosis diabética, sumado a una insuficiencia renal y edema cerebral. El panorama era poco esperanzador, ya que se le sumaban tres complicaciones totalmente distintas y que la afectaban de manera simultánea. Debido a este cuadro clínico, los médicos sugirieron de manera imperiosa el trasladado de Candela hacia el hospital General de la Plaza de la Salud, ubicado en Santo Domingo, capital de República Dominicana. Esta decisión no fue casual, ya que este hospital es requerido para casos de alta complejidad, y dispone a su vez de mayores recursos para tratar este tipo de complicaciones.
La salud de Candela ya era un problema evidente, pero a esto se le sumó un inconveniente aún mayor, que lo único que consiguió fue complicar la situación, que ya de por sí era compleja. La empresa Assist Card, que se encarga de brindar asistencia médica al viajero y fue la cobertura contratada por la familia de Candela antes de viajar hacia Punta Cana, se negó, en principio, a brindarle su servicio basándose en problemas de tipo presupuestario. Ante esta situación, la familia no tuvo más remedio que hacer público el caso, en pos de que la viralización y la difusión de los medios de comunicación impulsaran a que la empresa respondiera a las necesidades requeridas, que eran ni más ni menos que la asistencia para cubrir el traslado desde el Centro Médico Canela 1 hacia el hospital General de la Plaza de la Salud, sugerido por los médicos debido a que cuenta con un mayor equipamiento para tratar este tipo de complejidades médicas. Al margen de esto, la familia también pidió que la empresa cubriera los costos del traslado hacia la Argentina. Entonces, tras el conocimiento público de la situación y la presión ejercida por los medios, la empresa se hizo cargo de todos los costos de traslado.
Cuando finalizaron los problemas burocráticos, la salud de la joven pasó a estar de nuevo en primer plano. Luego de permanecer por más de diez días en estado de coma, la recuperación comenzó, puesto que no solamente se despertó, sino que también pudo dejar de usar el respirador artificial que la asistía de manera permanente, recuperó el conocimiento y los riñones empezaron a funcionar positivamente.
Finalmente, una vez que la salud de la joven comenzó a mejorar, se empezó a considerar la posibilidad de que ya era el momento adecuado para que regresara hacia su país junto con su familia. Por consiguiente, Candela fue trasladada en un avión sanitario desde Santo Domingo, donde permanecía internada. Arribó a la Argentina y fue llevada directamente al Sanatorio de Los Arcos, para continuar con la recuperación y lograr el alta definitiva.
Martín Kairuz