Miles de personas pudieron apreciar el martes 2 de junio el eclipse total de Sol. El mismo se produjo ya que el diámetro de la Luna fue mayor que el del Sol, de esta forma se bloqueó toda la luz solar directa y convirtió el día en oscuridad. El fenómeno duró apenas unos minutos, donde el Sol quedó completamente cubierto por la Luna, sin embargo el proceso completo tardó más de una hora.
Segundos antes y después de que la Luna lo cubriera por completo, se vio el espectacular efecto de ‘anillo de diamante’, un ‘flash’ de luz solar que se filtró por el borde lunar justo antes de los llamados segundo y tercer contacto, que marcaron el principio y el final de la totalidad.
«Más allá de quienes estudian científicamente este fenómeno, un eclipse solar genera un acercamiento de la sociedad a la ciencia y se convierte en un ejemplo que puede ayudar a entender más acerca del universo», había dicho minutos antes Leonardo Pelliza, presidente de la Asociación Argentina de Astronomía.
El evento se observó en su totalidad en una franja de 130 kilómetros de ancho que recorrió 11.252 kilómetros de Oeste a Este y comenzó por la mañana en el océano Pacífico sur, al este de Nueva Zelanda, y se movió en dirección Noreste. Luego tomó dirección Sudeste y al atardecer tocó tierra en Chile y finalizó en el Río de la Plata ya en pleno ocaso.
En Argentina, comenzó por la cordillera de los Andes y recorrió San Juan, La Rioja, San Luis, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
Sin dudas, fue el evento astronómico del año, que se volverá a repetir en 2020 y 2048. El próximo año, tendrá dos características distintas: la altura del Sol estará arriba, a diferencia de este año que estuvo sobre el horizonte y además ocurrirá en verano, por lo cual el descenso más rápido de la temperatura hará que se sienta más.
Clara Villalba