A pocos meses de las elecciones, las encuestas marcan que el 12% del electorado aún no sabe a quién va a votar. Cada partido político hace su propia campaña para poder captar su voto y, obviamente, ratificar los que ya tiene mediante las propagandas, afiches y pintadas, entre otros recursos. Pero también será fundamental el uso de la tecnología. El “astroturfing” va a ser un recurso clave para quien ocupe el sillón presidencial a partir de diciembre.
Se trata de diferentes técnicas de marketing que son utilizadas para manipular la opinión pública a través de medios digitales. Estos son muy importantes en la actualidad: en muchos casos les ganaron terreno a los medios tradicionales. Gran parte de la sociedad argentina se informa por redes sociales como Facebook o Twitter. Pero WhatsApp se presenta como el medio ideal para las elecciones.
En las redes sociales circula mucha información. Cada persona puede publicar lo que quiera y producir su propio contenido. El problema es que mucha de esa información que se comparte es falsa y termina desinformando a las personas. Las “fake news” terminan siendo un karma para la sociedad, porque es la principal perjudicada.
El “astroturfing” tiene mucho de esto. Por lo general es utilizado con información falsa que intenta elogiar al político que lo representa o mismo criticar al del otro bando. Y WhatsApp será muy importante, ya que la información es transmitida de conocido a conocido y la creencia de la noticia se termina cumpliendo por una cuestión de confianza. A través de un estudio del académico Pablo Boczkowski, se conoció que la sociedad confía más en este mecanismo que en los medios tradicionales.
El uso del “astroturfing” ya estuvo presente en la Argentina y en Brasil. En el país se utilizó en 2015 durante el ballotage entre Daniel Scioli y Mauricio Macri. César Gazzo Huck, el máximo responsable de la campaña digital de Scioli, escribió un artículo para una revista de Directores de Comunicación sobre la importancia que tuvo WhatsApp en aquella época. «WhatsApp se llevó todos los premios en las últimas semanas de campaña. Allí no se hablaba de otra cosa que no sea de Macri y Scioli. Los seguidores de los partidos se las ingeniaron escribiendo textos y memes, realizando audios y recortando videos para viralizar por los servicios de mensajería para desde ahí trascender a las redes sociales. Para muchos, WhatsApp fue el medio más eficaz».
En el país vecino, Brasil, se utilizó en la campaña electoral que tuvo como ganador a Jair Bolsonaro, actual mandamás brasileño. Entidades, medios y ciudadanos crearon mensajes de apoyo hacia el presidente, que fueron difundidos por WhatsApp, Twitter, Facebook y Youtube, entre otras. Fue muy útil y dio resultados. Además, fue acompañado con el funcionamiento de los “trolls” y “bots”, otros recursos para aumentar la difusión de la propaganda política.
Cuatro años después del caso argentino, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, señaló que las elecciones se ganarán convenciendo «uno a uno». Para eso, el equipo de Macri, integrado por Guillermo Riera y otros expertos, maneja un listado de 12.500 contactos relevantes de WhatsApp y armó una red de 300.000 militantes que se presentan como los “Defensores del Cambio” y serán los responsables de la difusión de los mensajes oficialistas.