Javier Matias Darroux Mijalchuck recuperó su identidad tras una búsqueda de dos décadas y con la ayuda de las Abuelas de Plaza de Mayo. Estela de Carlotto, titular de la entidad, le dio la bienvenida el jueves 13 de junio al nieto recuperado 130.
Javier es hijo de Elena Mijalchuck y Juan Manuel Darroux, desaparecidos desde 1977 en la última dictadura militar. A los 20 años, a sabiendas de que era adoptado, le empezó a interesar con fuerza la pregunta sobre su origen. El único dato que tenía era el expediente de su adopción, que indicaba que una mujer lo había adoptado tras encontrarlo cerca de la ESMA, uno de los lugares clandestinos de detención de aquella dictadura.
Daniel Satur, redactor y editor de política en «La Izquierda Diario», es un estudioso del trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo y de su búsqueda de nietos desaparecidos. El periodista conversó con Pirámide Invertida y reflexionó sobre esta nueva identidad recuperada:
¿Quién es en realidad Javier Matías Darroux Mijalchuck?
En realidad es un persona que ya conoce su verdadera identidad desde hace mas o menos tres años y se hizo público recién la otra semana. La demora en hacerlo público, como él lo ha explicado, se debe a que hubo ciertas instancias legales que pretendían mantener en reserva para saber un poco mejor qué había sucedido con sus padres . Sus padres, su papá y su mamá, fueron desaparecidos en la dictadura militar y le ha costado mucho a su familia poder reconstruir qué ha sucedido con ellos. Para intentar conseguir mejores datos, prefirió mantenerla en reserva la recuperación de su identidad.
¿Él ya estaba seguro de su identidad para buscar a su verdadera familia?
Seguro de su identidad ya estaba en 2016, a partir de los análisis de ADN. Lo que hace Matías es iniciar una causa judicial para saber que le pasó a él cuando nació y, por lo tanto, que le pasó a su madre, que le pasó a su padre, y en ese sentido decidieron esperar. Al no avanzar la causa judicial dijo: «Bueno, yo voy a decir quién soy para incluso buscar testigos que puedan aportar a la verdad».
¿Cómo funciona la búsqueda de las víctimas?
Esta pregunta, que es tan sencilla, en realidad esconde una respuesta muy importante. Porque en Argentina, si bien la lucha incansable de los organismos de los derechos humanos es un ejemplo mundial, el Estado argentino ha hecho muy poco a lo largo de las décadas para que la verdad y la justicia lleguen a buen puerto. Esto aplica tanto en el caso de las personas desaparecidas que fueron torturadas en los centros de detención como del medio millar de niños y niñas que fueron apropiados por los genocidas. Es en ese sentido que el proceso de identificación de estos niños y niñas, hoy ya adultos, requiere de un esfuerzo descomunal de las propias víctimas.
¿Cuántos nietos más es posible encontrar?
En la medida que no hayan fallecido, son 400 más o menos. Es decir, hay 400 personas en Argentina o viviendo en otros lugares del mundo que tienen la identidad robada y que son hijos e hijas de personas desaparecidas.
¿Qué dijo Estela de Carlotto en su conferencia de prensa?
El discurso que suelen hacer las Abuelas cada vez que se produce una recuperación es, por un lado, muy cargado de emoción, porque recuperar un nieto para las Abuelas no es una conquista individual. Tampoco lo es la recuperación de un nombre y apellido, sino que se trata de hacer un poco de justicia. También se reafirma que la lucha continua y que está en poder del Estado, más allá de los gobiernos que hayan pasado, del tinte político que tenga cada gobierno y de los discursos a veces políticamente correctos acerca de la verdad y la justicia. Está manos del Estado la responsabilidad absoluta de devolver la verdad y la justicia para los 400 chicas o chicos que todavía faltan por recuperar.