Como ya es habitual desde marzo de 2017, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, aprobó que la Auditoría General de Asuntos Internos de la fuerza realice un control de antidopaje sorpresa a todas las fuerzas de seguridad: Policía Federal, Prefectura, Gendarmería y Seguridad Aeroportuaria, donde se realizan estudios toxicológicos y psicológicos.
Según los resultados que lanzó el organismo, 14 oficiales -9 hombres y 5 mujeres- tuvieron que ser apartados por consumo de estupefacientes. Las drogas más consumidas son la cocaína, marihuana y psicofármacos.
Una vez que se le detecta que un policía de la fuerza consumió drogas, se lo licencia y se le realiza una carpeta médica. Además de eso, debe entregar su arma reglamentaria y empezar una rehabilitación. En cambio, para los policías que integran la lucha del narcotráfico se los ubica en otros servicios, pero previamente tiene que empezar una rehabilitación.
La selección de los policías que se someten al estudio es al azar. Primero se realiza una muestra de saliva. Si da positivo van a una segunda prueba, y se re efectúa una muestra de orina.
Nestor Roncaglia, jefe de la Policía Federal Argentina (PFA), aseguró que ya se realizaron las denuncias correspondientes para determinar cómo llegan los agentes a tener contacto con estas drogas. “Pueden ser consumidores sociales, pero el policía que porta un arma no puede consumir drogas. Por eso son pasados a disponibilidad. Si se curan, vuelven; si no, se van de la Policía”, señaló.