Con la presentación del presidente Mauricio Macri, el lunes 27 de mayo se inauguró el Paseo del Bajo, la mayor obra de los últimos años en la Ciudad de Buenos Aires, con un costo de 650 millones de dólares. También estuvieron presentes la Gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
El bajo cuenta con 7,1 kilómetros y 12 carriles, cuatro para camiones y micros de larga distancia, dos con sentido al norte y otros dos con sentido al sur. Los otros 8 carriles son para vehículos livianos, de los cuales 4 están sobre Alicia Moreau de Justo – Antártida Argentina, con sentido al norte; y los otros 4 sobre Huergo – Madero, con sentido al sur.
Es una obra que beneficia diariamente a un totales de 135 mil usuarios, los cuales se dividen en camiones, pasajeros de larga distancia y quienes se movilizan en autos particulares, ya que el recorrido de estos tramos tiene una duración de 12 minutos, una cuarta parte del tiempo empleado hasta antes de esta novedad.
Los trabajos de construcción comenzaron en enero de 2017 y participaron más de 3500 empleados de la construcción. Condujeron los importantes arquitectos platenses Daniel Becker, Sergio Cavalli y Agustín Oliveri, docentes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. También se destacó la participación de ingenieros como Matías Guichón, responsable de la principal trinchera abierta del tramo norte, quien declaró que participar en esta obra fue una experiencia increíble, ya que generó un gran impacto en la gente.
Junto con la construcción del Bajo se crearon 60.000 m2 de nuevos espacios verdes, como el Parque del Bajo, ubicado entre las Avenidas Belgrano y Corrientes, eje sur – norte, y Paseo Colón y Huergo – Madero, eje este – oeste.
También se trasladaron monumentos, el helipuerto presidencial, se ampliaron veredas y se eliminaron las barreras que separaban a Buenos Aires del Río de La Plata. Durante el día los artefactos de la luz se regulan para igualar la intensidad de la luz exterior, permitiendo visibilizar el trayecto de manera correcta, y durante la noche, los artefactos se encienden de una forma tal que evita el encandilamiento.
Una multitud de personas se acercó para presenciar la inauguración; todo estaba marchando como el Gobierno lo esperaba, pero pocos minutos después, algunas personas advirtieron que faltaban casi todos los tornillos en las barandas de los tramos laterales. Miles de personas repudiaron el “descuido” y los comentarios circularon a través de las redes sociales.
Desde el gobierno afirmaron que este inconveniente puede suceder en cualquier obra y no implica ningún tipo de riesgo, ya que las barandas están amuradas. Luego de la gran repercusión, los trabajadores colocaron los tornillos que faltaban.
Agustina Arce