El 5 de septiembre de 1993 la selección Argentina iba a recibir una de las humillaciones mas grandes en la historia en el mundo del fútbol. Una mancha que quedaría de por vida a todos los amantes del fútbol argentino. Una derrota que dolió y mucho.
Basile, en ese momento técnico de la selección, recibía en el monumental a una fuerte Colombia que tenia como figura a Carlos Valderrama. Ambas selecciones veían par a par para conseguir un lugar en el mundial que se disputaría en Estados Unidos 1994. Argentina integraba el Grupo A con Colombia, Paraguay y Peru. La ambiceleste, en ese momento segunda del grupo, necesitaba ganar para no jugar el repechaje contra Australia. De no ganar, la clasificación al Mundial dependía del resultado del encuentro disputado en Lima entre Peru y Paraguay. Por el lado de la visita, Colombia al estar como líder del grupo alcanzaría su clasificación directa al Mundial con el empate o la victoria.
Fue un partido donde los argentinos no encontraban respuestas, un partido donde la seleccion tenia que salir a ganar y desmotar quien era. Pero no se pudo; el partido finalizo 5-0 favor de los colombianos y dejando muchas dudas y polémicas. Los autores de los goles fueron: 41′ Freddy Rincón 49′ Faustino Asprilla 72′ Freddy Rincón 74′ Faustino Asprilla 84′ Adolfo Valencia.
También este partido dejo mucho de que hablar. En los minutos finales ,Pablo Simeone debió ser expulsado por un codazo a Valencia que lo dejo tirado con sangre en la boca. Los defensores Luis Carlos Perea y Wilson Pérez fueron a buscar al árbitro (Ernesto Filippi) para que expulse al jugador argentino pero el medio campista “Barrabas” Gómez soltó una frase que quedaría en el recuerdo: «No lo vaya a echar, señor juez. No lo vaya a sacar del partido, porque después dicen que les ganamos porque tenían solo diez. No nos vaya a hacer eso» a la que el arbitro uruguayo respondió «No lo echo, pero háganles otro gol a esos hijos de p…».
Un partido vergonzoso que hizo ruido en todo el país, en todos los medios y que dejaba en duda quien era el culpable de esto: De Basile a Maradora sonaban los nombres de los mayores culpables.
Valentín Fabrichini, 2do. TM