Todos los 3 de junio se celebra el Día del Inmigrante Italiano en Argentina, conmemoración que se realiza en honor al nacimiento del prócer Manuel Belgrano, que era de ascendencia genovesa. Según el último Censo Nacional de Población, Viviendas y Hogares realizado en 2010, la cantidad total de población nacida en Italia era de 147.499, un número muy menor, si se lo compara con la ola migratoria proveniente de los países limítrofes, por ejemplo Paraguay que en ese momento tenía la mayor cantidad, con 550.713.
Pero si nos remontamos al siglo XIX, esas cantidades estadísticas cambian abismalmente, ya que entre 1856 y 1914 se produjo la oleada de migración transoceánica italiana más grande que llegó a la Argentina. Es la que dejó marcada su legado mediante sus costumbres, su música, su gastronomía y la idiosincracia itálica a la generaciones venideras en nuestro país.
Según el primer Censo Nacional de 1869, la cantidad de italianos viviendo en Argentina era pequeña: solo 34.080 sobre una población total de 1.737.747 (2%). Sin embargo, el rumbo migratorio italiano comenzó un alud a partir de 1870, que hace que para 1914 se encontrara asentada una entrada de 4.664.723, de los cuales regresaron a Italia 1.625.721. Esto dio como resultado final que más de 3 millones de italianos residieran en territorio argentino, instalados principalmente en Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Mendoza.
En el periodo de 1870-1914, Argentina vivió un crecimiento económico excepcional, según lo expresa el Dr. Roberto Cortés Conde en su libro “Los italianos en Argentina” (1983), a causa de las continuas importaciones de bienes de capital, sumada a la expansión de los cultivos agrícolas. Mas que suficientes razones tenían los inmigrantes para venir a territorio argentino, que escapaban de la situación económica en Europa y el hambre que se vivía. Muchos llevaban el espíritu de aventureros; otros, con el afán de progresar y buscar mejores condiciones de vida. En 1914, la población nacional había crecido considerablemente a 8 millones, más de cuatro veces que en 1969.
Este aumento sideral en el número de la población, también se pudo generar gracias a la revolución en el transporte: mientras que en 1850 un barco tardaba 50 días para atravesar el océano, para principios del siglo XX demoraba 13 días.
Millones de italianos arribaron a la Argentina, y con el paso de los años aportaron sus raíces culturales, hoy fundamentales, por ejmplo, en el ámbito gastronómico: la pizza, la milanesa y las pastas. Lo propio hicieron en el arte (la música y el teatro, y en lo social y político.
Respecto de este último punto, fue fuerte la influencia anarquista en la comunidad italiana, que había alcanzado logros importantes para la clase obrera. Entonces, muchos jornaleros, que ya venían de sus países de origen con estas nuevas ideas, vieron la inestabilidad laboral que existía, las malas condiciones laborales, el maltrato por parte de los patrones, la carencia de instituciones u organismos que los protegieran de los abusos, según contaba Juan Suriano, quien fue profesor de Historia Social General en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).
Por ese entonces emergió la persona de Errico Malatesta, nacido en 1853, en Santa María Maggiore (actualmente Santa María Capua Vetere), al norte de Nápoles. Allá por 1885, la persecución estatal azotaba a los anarquistas en Europa. Entonces, este italiano decidió arribar a nuestras tierras para no ser atrapado. Ya instalando en Argentina, fundó el sindicato La Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos -primer sindicato para ese gremio de la República Argentina- y promovió la asociación en organizaciones auto defensivas y solidarias mediante los gremios de trabajadores. Gracias a estas iniciativas, se fundó la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), que a través de las huelgas y los reclamos consiguieron mejoras considerables para los trabajadores. Otro hecho que cabe resaltar, en el cual participaron los anarquistas italianos y de otras nacionalidades, fue la Huelga de Inquilinos de 1907, una pugna en contra de las subas abusivas de los alquileres en los conventillos de Buenos Aires y otras ciudades.
Fue tan grande la migración italiana a este territorio, que en la actualidad 65-70% de los argentinos su árbol genealógico proviene de esta nacionalidad. Por eso en Trelew, Chubut, el Monumento a Manuel Belgrano lleva una placa en conmemoración del Día del Inmigrante Italiano, declarado mediante la ley n° 24.561, promulgada el 12 de octubre de 1995.