El Día Mundial sin Tabaco, y salud pulmonar, también conocido como Día Mundial de No Fumar se celebra cada 31 de mayo. El mismo fue creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su objetivo es concientizar sobre los efectos nocivos y letales del consumo del tabaco y la exposición que tiene el humano al tabaco ajeno. Además, intenta reducir el consumo del mismo en cualquiera de las formas mencionadas.
La epidemia del tabaco causa, a nivel mundial, alrededor de 7 millones de muertes de las cuales, aproximadamente, 900.000 corresponden a personas no fumadoras que respiran humo de tabaco ajeno. El consumo del mismo afecta tanto a las personas fumadoras como a quiénes la rodean. Cerca del 80% de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos medianos y bajos, como Argentina, que son los que soportan la mayor carga de enfermedad relacionada con este producto.
En Argentina el tabaco afecta a 9.000.000 de personas fumadoras. Según una encuesta de la ENFR (Encuesta Nacional de Factores de Riego), en 2018, el 21,8% de los argentinos están expuestos al humo de tabaco ajeno en lugares de trabajo y el 25% dentro de sus hogares. Por esta razón, es importante generar conciencia acerca de los riesgos del consumo de tabaco tanto para la persona fumadora, como para la no fumadora para poder lograr la desnaturalización del consumo de cigarrillo en los distintos ámbitos. El humo ajeno puede causar graves trastornos cardiovasculares y respiratorios en adultos, mientras que en lactantes puede ocasionar muerte súbita y en las mujeres embarazadas, afectar el peso de los niños al nacer.
En territorio argentino, la lucha contra el cigarrillo avanza. En los últimos 10 años hubo una disminución constante del tabaquismo, sin embargo según una nueva encuesta realizada por la ENFR, llevada a cabo en 2018, hay 9 millones de fumadores en el país. La misma informa que en el país, el consumo descendió del 25,1% hasta un 22,2% del 2013 al 2018. Aunque las cifras son alentadoras, el tabaquismo es la primera causa visible de muerte y la morbimortalidad, asociada a este factor de riesgo, continúa siendo una de las más elevadas de la región.
Julio Cabelli