Con el aumento de aranceles estadounidenses por 34 mil millones de dólares a las importaciones chinas y con la respuesta del gigante asiático con tarifas sobre productos norteamericanos, empezó a generarse lo que ya se conoce como «la mayor guerra comercial en la historia» entre estas dos potencias.
La soja, los autos, el pistacho o el whisky son algunos de los productos estadounidenses a los cuales China puso en la mira, que acusó a Estados Unidos de iniciar esta guerra, y denunció que la nación que gobierna Donald Trump ha violado las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Por su parte, Washington acusa a China de haberse apropiado de patentes de tecnología a través de las obligaciones a empresas norteamericanas para operar en el mercado chino. Trump considera esto un «robo» de propiedad intelectual y tecnologías por parte del país asiático.
El abanderado de la globalización es el país asiático. El rol de China en la economía global posterior a la recesión del 2008 ha sido crucial, puesto que ha mantenido a flote las economías de los países que han tenido un rápido crecimiento de su actividad económica, dado que es el principal consumidor de materias primas. Ademas, China busca ser el primer proveedor de tecnología a nivel mundial, y para eso deberá enfrentarse directamente con Estados Unidos.
La política económica de Trump. Desde su ascenso al poder, el mandatario se basó en ideas, reglas y principios que hacia tiempo no se veían en las principales economías del mundo. Trump decidió reducir el déficit comercial a través del aumento de impuestos y aranceles a sectores económicos clave. Primero lo intentó con China, luego con México y la Unión Europea a través de medidas proteccionistas, que buscan sustituir importaciones para fortalecer al mercado y al sector productivo interno.
Huawei, el centro de los ataques a la joya de la corona China. Esta empresa es una de las más importantes en China y de las que más crecimiento ha tenido en los últimos años. Por eso, como medida en la presión de las negociaciones, ha sido el blanco preferido para el gobierno de Trump. Bajo el discurso de «espionaje» y de «competencia desleal» es que ha iniciado esos ataques. En acciones, se tradujo en el encarcelamiento de la hija mayor del dueño de Huawei, hasta la publicación en la «lista negra» del Departamento de Comercio. China ha respondido a este ataque con un llamado público a dejar de consumir productos de Apple.
Así lo asegura el diario argentino «Pagina 12» en su plataforma virtual: «La ofensiva norteamericana contra Huawei podría afectar las finanzas del gigante chino de las comunicaciones. El gobierno de Donald Trump lideró el ataque bajo la acusación de que los dispositivos Huawei sirven para espiar en beneficio de China. Sin embargo, hay un trasfondo económico, y sus consecuencias apenas se empiezan a sentir en el marco de la guerra comercial entre Washington y Beijing».
Es un juego de tire y afloje que a los dos países les insume enormes pérdidas económicas. Los países emergentes se van arrastrando a esta dinámica, ya sea por la interdependencia económica o por las presiones políticas imperialistas de estas dos potencias mundiales.
Quienes terminan perdiendo son los trabajadores de todos los países arrastrados al conflicto, que parecieran ser peones en este ajedrez geopolítico.
Argentina, afectada por la guerra comercial.
Varios países pueden sufrir «coletazos» debido a esta guerra comercial desatada entre el país norteamericano y el país asiático. Entre los que podrían sufrir consecuencias por este problema mundial es la Argentina, debido a sus relaciones comerciales con Estados Unidos y China.
La soja es uno de los productos afectados en esta guerra comercial, en el que la Argentina y Estados Unidos son competidores. Al no poder exportarla a China, el grano genera mayor competencia estadounidense a nivel mundial. Algo similar pasa desde China: al no vender productos destinados a EE.UU., va a tener que buscar otros mercados, que si entran a la Argentina con precios más bajos, podrían afectar a los productos nacionales.
Uno de los mayores problemas y preocupaciones que tiene la economía argentina en esta guerra comercial es qué va a pasar en cuanto al dolar. En una entrevista en La Nación+, Gustavo Giraldo, economista, magister y director de postgrado de la Universidad de Lanús, afirmó: «La Argentina se verá muy vulnerable frente al problema comercial entre China y EE.UU en cuanto al tema del dólar, ya que esta moneda es la que gira en gran parte del mundo. Pero, a pesar de esta problemática, el dolar se mantiene al margen (hasta ahora), subiendo apenas 16 centavos con respecto al cierre anterior en este conflicto comercial».