Considerado por muchos como uno de los templos del fútbol a nivel mundial, Anfield es la casa del Liverpool F.C, pero lo que muy pocos saben es que en sus comienzos, el mítico estadio era la casa del Everton F.C, su rival, con el que disputa el derbi de Merseyside.
Construido en 1884, es un estadio de nivel élite (catalogado así por la UEFA). En sus inicios fue propiedad de John Orrell (empresario cervecero ingles) quien lo alquilaba al Everton por la suma de 100 libras anuales, hasta que a fines de 1891 John Houlding (amigo de Orrell) le compra el estadio y decide aumentar el valor anual del alquiler a 250 libras, hecho que fue mal recibido por la dirigencia del Everton y que los obligó a dar por finalizado el acuerdo mudándose a un nuevo estadio conocido hasta el día de hoy como Goodison Park.
Luego de esto, Houlding se quedó con un estadio sin equipo de fútbol que pudiese utilizarlo, y decidió formar uno que lo ocupara. El equipo fue llamado Liverpool Football Club, con Houlding como su primer presidente, y disputó su primer partido en Anfield el 1 de Septiembre de 1892 contra Rotherham Town F.C. en lo que fue victoria de los locales por 7 a 0.
A lo largo de su historia, el estadio fue teniendo cambios en todo lo que es su estructura. Dos de los principales (además de la ampliación de las tribunas permitiéndole una mayor capacidad) fueron en 1957 la instalación del sistema de iluminación del estadio, que fue encendido por primera vez el 30 de Octubre de ese mismo año durante un encuentro contra el Everton; y en 1989 cuando el gobierno del Reino Unido dictó el Informe Taylor que obligaba a todos los equipos del Reino Unido a instalar asientos en la totalidad de sus estadios, producto de la tragedia de Hillsborough en la que perdieron la vida 96 simpatizantes del Liverpool aplastados contra las vallas del estadio luego de producirse una avalancha, y para contrarrestar todos los sucesos de violencia cometidos por los hooligans en esa época.
Pero lo que siempre perduró a lo largo del tiempo, fue la grandeza de sus seguidores y como se hacen sentir cada vez que los Reds juegan de local. Apoyo incondicional es lo que recibe el Liverpool por parte de su gente, hecho que, han llegado a sostener muchos, atemoriza a los equipos rivales cuando al unísono se puede escuchar el aliento de sus seguidores al grito de “You ‘ ll never walk alone”.
Esto ha llevado a la creencia que muchos de los grandes éxitos obtenidos por el club, fueron producto del fuerte apoyo de su público y han llegado a catalogarlos como milagros. Un ejemplo de esto es la remontada que se produjo en el año 2016 cuando por semifinales de la Europa League, Liverpool se enfrentó al Borussia Dortmund de Alemania (con una hinchada igual de eufórica) en Inglaterra. Luego de haber empatado 1 a 1 en tierras teutonas, y tras estar perdiendo por 3 a 1, logra dar vuelta el marcador durante los 25 minutos finales. A lo largo de ese encuentro su público se hizo sentir más que nunca, en apoyo para que su equipo no se diera por vencido, desatando un descontrol final. Tras el gol de Dejan Lovren, Liverpool logra dar vuelta la serie 4 a 3 clasificándose a la final del torneo que luego perdería contra el Sevilla. El último “milagro” es el ocurrido esta semana, cuando el conjunto inglés enfrentó por semifinales de vuelta de Champions League al Barcelona de Messi y compañía. Luego de haber caído por 3 a 0 en el Camp Nou, logró dar vuelta la serie ganando 4 a 0 como local, provocando la alegría de todo el mundo Liverpool que nuevamente se encuentra en otra final del torneo continental de clubes más importante del mundo, e intentará trasladar todo ese espíritu y ambiente de su estadio al Wanda Metropolitano (sede de la final).
Después de todo, en la salida de las escalinatas hacia el campo de juego se encuentra un cartel que todos los jugadores pueden apreciar (al igual que los turistas que disfrutan de los tours dentro del estadio), y que refleja el espíritu que se quiere transmitir en esta clase de competiciones: “This is Anfield” (esto es Anfield).