El 15 de noviembre de 2012 la Legislatura Porteña aprobó por unanimidad la Ley de Restitución Histórica, obligando a la empresa de supermercados Carrefour a venderle a San Lorenzo de Almagro las tierras que le fueron expropiadas durante la última dictadura militar. Esa fecha quedó grabada en la memoria de todos los sanlorencistas pero también abrió un interrogante en la sociedad. Mucha es la gente que no está a favor de esta ley y varios son los puntos que esgrimen.
«Los vecinos de Boedo no quieren que el estadio vuelva a Avenida La Plata. El barrio se acostumbró a ser tranquilo y con la cancha de vuelta acá vamos a tener que soportar a la gente, trapitos, barras, policías y todo lo que genera un partido. No queremos vivir así todos los domingos», opina Juan Daniele, vecino que vive sobre las torres de la calle Inclán. «Además se desvalorizan las propiedades. Hay mucha gente que ya puso su casa en venta», agrega Marcos Torres, quien tiene un kiosko en la esquina de Mármol y Las Casas.
El último partido que San Lorenzo disputó en el Gasómetro fue el 2 de diciembre de 1979 ante Boca Juniors y terminó empatado cero a cero. El estadio cerró sus puertas y el Ciclón deambuló por los estadios de capital durante catorce años. El barrio de Boedo quedó detenido en el tiempo y sus habitantes tuvieron que adecuarse a una nueva vida, sin el bullicio y la algarabía que la hinchada brindaba todos los domingos.
Aunque San Lorenzo no era solamente un club de fútbol. En las instalaciones de Avenida La Plata 1782 se desarrollaba una importante actividad sociocultural y deportiva que no se encontraba en otros clubes. La ubicación geográfica del Gasómetro era una herramienta importante y el club brindaba a los socios y vecinos del barrio un lugar de esparcimiento logrando forjar una identidad bien marcada.
«El vecino de Boedo tiene que saber que a medida que el club logre instalarse nuevamente en Avenida La Plata, primero con la ampliación de la sede y luego con la construcción del estadio, volverá la vida social , volverán los deportes, la educación, todo lo que a partir de la década del cuarenta el club brindaba a los barrios de Boedo, Almagro, Parque Chacabuco y que lo convirtieron en un importante
referente social de la capital federal y que con la venta del Gasómetro se perdió», argumentó Adolfo Res, vecino, historiador e ideólogo fundamental de la vuelta de San Lorenzo a su barrio.
«Esto es una movida que involucra a mucha gente y vecinos muy comprometidos con la causa, vecinos que nacieron acá, que sufrieron el desarraigo y que quieren volver a los orígenes. Primero recuperamos la plaza Lorenzo Massa, donde se construyó el Polideportivo Roberto Pando y donde se disputan muchísimos deportes y que mantienen la vida social y deportiva todos los días. Hace unos años Boedo después de las diez de la noche era tierra de nadie. Esto trae seguridad para la gente de la zona, hay movimiento todo el día, ademas se revalorizaran las propiedades, el club y el barrio crecerán juntos y de forma gradual», afirma Res, enumerando los beneficios de la vuelta.
Según encuestas, el 63% de los vecinos no quiere la cancha de nuevo en Avenida La Plata, aunque sí estaría dispuesta a convivir con una sede social y polideportivo. Para la gente estadio es igual a violencia, ruidos molestos, suciedad y por eso se han manifestado para evitar dicho suceso.
«Creo que si les preguntan a los vecinos de las canchas de Argentinos, de Atlanta o de cualquier club de la capital te responderían lo mismo que nosotros. No creo que nadie se acostumbre a vivir en lugar donde todos los fines de semana tenés gente que viene y va, barras, alcohol, suciedad, ruidos molestos, tenés la entrada de tu casa vallada. A nadie le puede gustar vivir así», cuenta Viviana Diaz, vecina que posee un restaurante en la esquina de Avenida La Plata y Santander, frente al hipermercado.
Por ley Carrefour deberá entregar el predio de más de cuatro mil metros cuadrados y el camino hacia la construcción de un estadio se torna muy difícil a corto plazo dada la situación económica del país.
Braian Cejas