La nueva autovía que unirá las autopistas Illia y Buenos Aires –La Plata pretende agilizar el tránsito en el Microcentro, con 60000 metros cuadrados en nuevos espacios verdes y una red de ciclovías.
Esta obra beneficia a más de 130.000 personas, 15.000 camiones, 28.000 micros de larga distancia y más de 90.000 autos particulares, que día a día ingresan o egresan de la ciudad de Buenos Aires y se ve colapsada por la gran cantidad de autos y camiones que utilizan los mismos caminos. El tramo es de 7.1 kilómetros de extensión, y uno de los objetivos es descongestionar el tránsito. Las grandes soluciones que se ven con este nuevo Paseo del Bajo es la de los 4 carriles exclusivos que tendrá el tránsito pesado, 2 en sentido al norte y 2 hacia el sur, que le permite circular más rápido hasta los accesos al puerto y a la Terminal de Retiro, donde pueden cruzar la Ciudad en tan solo 10 minutos, por su parte el transito liviano tendrá 4 carriles para cada sentido.
Los camiones y micros circulan por el nuevo tramo de autopista para luego desembocar en viaductos y trinchera abierta –semi soterrado- donde recorren los 7.1 kilómetros sin detenerse. Esta circulación ininterrumpida también colabora en la reducción sonora y de la emisión de gases nocivos al medio ambiente. Por su parte los autos particulares circulan a nivel: hacia el sur hay 4 carriles para tránsito liviano separados por un bulevar arbolado, ubicado donde están las avenidas Huergo y Madero. Y quienes van hacia Retiro lo hacen por Alicia Moreau de Justo, también en 4 carriles separados por un bulevar. En ambos sentidos hay 2 sendas de circulación con máxima de 60 km/h y otras 2 con máxima de 40 km/h.
La obra, que fue realizada por el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte a través de Autopistas de Buenos Aires S.A. (AUSA), corre en paralelo a las avenidas Huergo-Madero y Alicia Moreau de Justo- Antártida Argentina desde avenida Brasil hasta el norte, donde se incorpora a la autopista Illia, con accesos al Puerto y a la Terminal de Ómnibus de Retiro. La construcción tuvo un costo de 650 millones de pesos, de los cuales 400 fueron aportados por la Corporación Andina de Fomento y el resto provino de la venta de terrenos ferroviarios en Catalinas Norte, donde se autoriza la construcción de torres y de la última manzana libre de Puerto Madero, donde ya quedó habilitada por ley de edificación en altura.
Esta autopista es la primera con sistema “ free flow”, lo que significa que funciona con peaje sin barreras, lectores de patentes y de Telepase. Carlos Furgoni, presidente de AUSA, manifestó: “Tenemos un sistema de pórticos que les saca fotos a las patentes y ahí tenemos los datos para cobrar”. Otro responsable en el área de CABA para AUSA, Juan José Méndez, dijo lo siguiente: “Estamos empezando con lo que llamamos el peaje del futuro, frenarse en una cabina para pagar es muy incómodo, es una pérdida de tiempo y hasta contaminación incluso para los trabajadores. Vamos a ir hacia este sistema de peajes gradualmente. Todas las cabinas de peajes y trabajadores van a tener otro tipo de tareas como, por ejemplo, gestionar etiquetas electrónicas que van en los autos y los camiones».
Junto con el fin de mejorar el tránsito en la Ciudad de Buenos Aires, otro de los objetivos fue el de generar espacios verdes y por eso es que se construyó también el Parque del Bajo, donde habrá nuevos espacios públicos. El Parque del Bajo se desarrolla entre las avenidas Belgrano y Corrientes (eje sur-norte) y Paseo Colón y Huergo-Madero (eje este-oeste), con una extensión total de 102.000 metros cuadrados abiertos al público. Tiene la intervención y reconfiguración de un área de 136.000 metros cuadrados, en los que se eliminan las rejas, se amplían veredas y los vecinos podrán disfrutar de nuevo mobiliario urbano, ciclovias, centros de ejercicios y juegos infantiles. De esta forma, se generan 60.000 metros cuadrados de nuevo espacio público, de los cuales 35.000 corresponden a nuevo espacio verde. De esta manera el Parque del Bajo se convierte en un pulmón para la Ciudad.
Pablo Frontini